Crítica de ‘Muñeco diabólico’ (2019). Chucky 2.0

Hay una coletilla, muy frecuentada últimamente al hablar de cine, que no he visto usar a nadie para referirse a esta nueva ‘Muñeco diabólico’ de Lars Klevberg. Así que para el caso, la usaré yo. ‘Muñeco diabólico’ es la mejor entrega de la saga desde la original de Tom Holland de 1988.

En el fondo lo anterior es como decir todo y nada al mismo tiempo; pero qué narices, me apetecía decirlo. Hace poco con ‘La noche de Halloween’ (2018) de David Gordon Green se os llenó la boca fácilmente, pero ahora bien calladitos estáis.

Chucky 2.0

‘Muñeco diabólico’ es una estupenda actualización, cual app de turno, del mito juguetero del horror por excelencia. Esta mejora ofrece el slasher de siempre complementado con una valiosa alerta sobre esta era digital que vivimos, queramos o no. El film de Lars Klevberg también resulta sorpresivo, tanto para el devoto del icono como para el ajeno, dentro de sus obvios límites como remake que es. Y es muy impetuosa, tanto que incluso se permite dilapidar con excesiva facilidad ideas que hubieran funcionado magníficamente en una secuela nada descabellada.

La multinacional tecnológica Kaslan lanza una novedosa línea de muñecos, dotados de alta tecnología, llamados Buddi. Pero el chip de uno de ellos ha sido manipulado, en la fábrica de Vietnam en la que han sido ensamblados, por un colérico trabajador que acababa de ser despedido. A partir de aquí, creo que pueden imaginarse el resto.

Sobre esa seductora base de la paranoia digital se reformula esta ‘Muñeco diabólico’ para, de esa forma, cimentar un tan efectivo como placentero slasher. Dentro del jugoso fondo de armario de la cinta, además de avisar sobre nuestra excesiva dependencia de la tecnología, también podemos encontrar veladas críticas al lado oscuro de las redes sociales e incluso dardos envenenados a la propia sociedad, armando de esa forma un sólido conjunto.

Toda esa actualización entre sanas referencias a ‘La matanza de Texas 2’ (Tobe Hooper, 1986), utilizada aquí como instrumento para resaltar lo fácilmente que nos convertimos en esponjas de lo que vemos, sobre todo cuando somos pequeños; a ‘Star Wars’, dado que Mark Hamill le presta voz a Chucky; o a la saga ‘Toy Story’, no siendo casual que Chucky se llame Buddi y que el crío que lo posee se llame Andy. A la historia pasará esa genial campaña publicitaria de esta nueva ‘Muñeco diabólico’ en la que los juguetes de la saga de Pixar son objeto de mofa para Chucky, dado que este film y ‘Toy Story 4’ (Josh Cooley, 2019) han coincidido en fecha de estreno.

Poco se ha quedado por el camino

En la comparación entre esta ‘Muñeco diabólico’ de Lars Klevberg y la ‘Muñeco diabólico’ de Tom Holland, poco se ha quedado por el camino. A mi juicio la ausencia más notable es la carencia de tensión estirada. Todo lo demás se mantiene en su sitio. La mala baba y el cinismo, el carisma de Chucky o los convencionalismos de slasher se notan firmes. Yo soy un fanboy de la cinta de 1988, y he de admitir que llegaba receloso a este remake, pero la cinta ha derribado mis miedos.

Para qué engañar, el aspecto visual de este nuevo Chucky era mi recelo más notable, y también ha sido derribado. Vale que en encanto el Chucky original nunca tendrá rival, pero este nuevo muñeco diabólico resulta efectivo y carismático sin traicionar al original.

Desavenencias

A la postre lo que peor me ha sentado de esta ‘Muñeco diabólico’ de Lars Klevberg es la casi nula referencia que se hace a la cinta de 1988. Una mínima citación casi al término de los créditos finales, y poco más. Todo ello fruto de las desavenencias entre el equipo detrás de este remake y el de la cinta original, con Don Mancini a la cabeza. La campaña mediática armada por este en Twitter durante el último año para defenestrar esta versión de Lars Klevberg nada más por su apariencia, en beneficio de su creación, fue bastante notoria. Campaña que, tras la buena acogida por parte de crítica y público al film, ha sido misteriosamente cortada de raíz. Dejando patente que Mancini únicamente actuaba por celos.

Supongo que al final el tiempo nos pone a cada uno en nuestro sitio, y esta nueva ‘Muñeco diabólico’ ha demostrado no merecer tantas iras.

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