Crítica de ´Vermin: La plaga´ (2023). Estupenda carta de presentación

No hace ni un par de días que saltaba la liebre: Sébastien Vanicek será el encargado de dirigir la próxima entrega de la saga ´Posesión infernal´. Y ¿Cuáles serán los credenciales que ha mostrado este desconocido en Hollywood para obtener, raudo y veloz, el timón de una franquicia tan asentada y exitosa como esa?, se preguntarán ustedes. Pues su carta de presentación no es otra que la estupenda ´Vermin: La plaga´.

Un más que notable survival con trasfondo social que pone, frente a frente, a los residentes de un marginal bloque de edificios parisino frente a una virulenta e imparable raza de arañas. Un film que ya llamó la atención en Sitges 2023, tanto como para merecer el premio especial del jurado, y que el pasado 2 de febrero llegó a las salas para picar también al gran público.

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El buen ojo de Sam Raimi

Cierto es, por cierto y hablando un poco de todo, que, por ahora, Sam Raimi siempre ha sido dado a buscar talento fuera de los Estados Unidos para continuar la saga que le diera a conocer. Con muy buen ojo, además.

Primero cazó al uruguayo Fede Álvarez para firmar ´Posesión infernal (Evil dead)´ en 2013. Y más tarde atrapó al irlandés Lee Cronin para llevar a cabo ´Posesión infernal: El despertar´. Ambas dos muy buenas prolongaciones de lo entregado durante los ochenta y noventa por el propio Raimi.

Ahora le toca el turno a Sébastien Vanicek, un francés. Y visto lo visto en ´Vermin: La plaga´, nos inclinamos a pensar que el buen criterio de Sam Raimi seguirá sin mácula en ese futuro proyecto anunciado por ahora como spin-off de la saga.

´Vermin: La plaga´: gane quien gane, las clases altas vencen.

Pongámonos en situación: un decrépito bloque de edificios en los suburbios de París. Así comienza ´Vermin: La plaga´.

Kaleb y Manon, dos hermanos no muy bien avenidos desde la muerte de su madre, junto a un variopinto grupo de amigos, habrán de hacer frente a la invasión de una extraña raza de arácnidos que, no solo ya parecen multiplicarse insaciablemente a cada segundo que pasa, sino que son capaces incluso de adaptarse a cualquier amenaza del entorno aumentando su tamaño hasta límites insospechados. ¿Quién logrará hacerse con el control del edificio?

Bueno. Poco o nada importa eso en realidad ya que, en el exterior, unos cuerpos policiales del todo inoperantes, e incapaces de controlar la violencia, ponen en cuarentena todo el bloque rezando para que ambos contendientes se liquiden mutuamente, solucionándoles la papeleta sin apenas ensuciarse las manos. Y es que al final aquí: gane quien gane, son las clases altas las que vencen.

Sébastien Vanicek se gradúa

Así aborda, el aquí debutante Sébastien Vanicek, la exclusión social y esa violencia que se ha cebado precisamente con los barrios más marginados de París. Una temática que ha proliferado en la cinematografía francesa últimamente, e incluso fuera de ella. Como olvidar la genial ´Attack the block´ (2011), de Joe Cornish. Otra obra de género con no pocos paralelismos respecto a ´Vermin: La plaga´ en cuanto a forma y fondo.

Todo ello, sin olvidar por supuesto en ningún momento las ascuas aún candentes de la paranoia provocada por la reciente pandemia, con el cineasta colocando la cámara siempre de manera hábil en el lugar apropiado para transmitir de manera magistral el aislamiento que sufren los protagonistas por parte de la sociedad dada su condición. Desembocando en un film de set-pieces claustrofóbicas y opresivas, como si ya las arañas no te fueran a hacer pasar un mal trago.

Formalmente, y aparcando cintas de temática similar como ´Arac Attack´ (Ellory Elkayem, 2002) o ´Aracnofobia´ (Frank Marshall, 1990), ´Vermin: La plaga´ evoca a ´[REC]´ (Jaume Balagueró & Paco Plaza, 2007). Y es que, salvo el formato found footage, el trasfondo social y los zombies, sustituidos estos últimos aquí por seres de ocho patas, todo lo demás perdura de una obra a la otra. Los jumpscares también se han quedado por el camino, y es que el realizador galo aquí opta más por otro tipo de sobresaltos.

Aunque la parte más alucinante de ´Vermin: La plaga´, y creo que podéis adivinarlo, son las arañas. Y el hito aquí es la astucia del director para hacer que el film, visualmente, navegue siempre en ese fenomenal limbo en el que es prácticamente imposible distinguir lo real, lo construido mediante efectos prácticos, y lo que es puro y duro CGI. Todo suma. Y cómo suma.

¿Quién maneja los hilos?

Y bajaré la persiana por hoy, no solo ya recomendándoles pasar por el cine más cercano para gozar de un buen mal rato viendo la cinta que hoy nos ha ocupado, sino volviendo a eso de lo que hablábamos al principio. Resulta muy llamativo, visto el primer paso que le espera a Sébastien Vanicek el la Meca del cine si nada se tuerce, ver como, tanto el tercer acto de ´Vermin: La plaga´ como el de ´Posesión infernal: El despertar´ sitúan sus clímax finales exactamente en el mismo enclave: un garaje.

¿Serendipia?

Nuestra valoración:

Nota Rock and Films

Tráiler de ´Vermin: La plaga´

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