¿Altero a alguien si digo que ‘Guardianes de la galaxia Vol. 3’ me ha resultado bastante más catártica que ‘Spider-Man no way home’ (Jon Watts, 2021), o que el díptico ‘Vengadores (Infinity War)’ (2018)/‘Vengadores (Endgame)’ (2019) de los hermanos Russo? En hablando, claro está, del MCU. Y es que, el fin de ciclo que ha orquestado aquí James Gunn para su pandilla de sinvergüenzas estelares, quizás no sea la mejor entrega de la trilogía, pero es un magnífico punto final más en la línea Gunn que nunca.
A ver. Sí. Muy probablemente, de aquí a unos años, ‘Guardianes de la galaxia Vol. 3’ no quede como punto final. Todos asumimos, y más viendo como funciona el Hollywood de hoy en día, que ese enigmático: «The legendary Star-Lord will return» que surge tras la última escena post-créditos, ya anticipa que la rueda seguirá girando. Nadie es indispensable, nada está por encima del MCU. Ni siquiera el tipo ese que estaba llamado a liderar el tinglado, creativamente hablando, de la fase cuatro en adelante. Algo que hará que está guinda final, en frío, funcione algo peor que las anteriormente citadas. Pero estos capullos han tenido nuestro corazón en sus manos durante casi una década, y es imposible no sentir ahora una buena y necesaria dosis de morriña.
Gracias, James Gunn
Quién nos iba a decir, en aquel ya lejano mes de agosto de 2014 en que ‘Guardianes de la galaxia’ llegaba a nuestras vidas, que un puñado de los personajes más desconocidos de Marvel fueran a lograr más calor popular que mitos de la editorial como Ant-Man o Hawkeye. Improbables héroes como Gamora, Rocket Raccon o Yondu están ya, por derecho propio, en el imaginario colectivo. Un honor que otros desconocidos como Shang-Chi o The Eternals tardarán más en ganarse, si es que lo hacen. Y esto, en gran medida, hay que agradecérselo a un señor llamado James y apellidado Gunn.
Con apenas dos largometrajes en su haber como director, pero más personalidad e imaginación que muchos tótems seguramente por delante de él en las listas para coger las riendas de estos personajes, llegó James Gunn para revolucionar el MCU. Y vaya si lo hizo. Plantando además una semilla que luego han heredado otros personajes, hasta entonces a la deriva, como el Thor de Taika Waititi.
Ahora, un fulminante despido y una bienaventurada absolución más tarde, Gunn entrega ‘Guardianes de la galaxia Vol. 3’: poderosa declaración de amor al tiempo que perspicaz factura a Kevin Feige.
Tras esto el cineasta de Missouri coge sus bártulos y aterriza en la competencia. Su objetivo: reflotar el DCEU. Su segunda misión allí, tras esa estupenda escaramuza llamada ‘El Escuadrón Suicida’ (2021): comandar el retorno de Clark Kent en ‘Superman: Legacy’. Obra en fase de casting mientras escribo estas palabras y programada para 2025.
‘Guardianes de la galaxia Vol. 3’: un bacheado último viaje
Ya desde su secuencia de créditos iniciales, comandada esta vez por un Rocket más alter ego de James Gunn que nunca, y al crepuscular ritmo de «Creep» de Radiohead, en toda una declaración de intenciones sobre lo que va a ser ‘Guardianes de la galaxia Vol. 3’, el realizador deja patente que va a estar más al loro de confeccionar una carta de amor a estos personajes y al fan, a la par que acuse de recibo a Feige, que de darle redondez o consistencia a la propuesta a nivel guion. Y es que, precisamente eso: el texto, es donde más flojea la propuesta.
Siendo este tercer film una continuación argumental del arco visto ya en ‘Guardianes de la galaxia Vol. 2’ (2017), y si no, no hay nada más que ver como la Ayesha de Elizabeth Debicki sigue queriendo dar caza a nuestro variopinto grupo de héroes fruto de cierto malentendido con ciertas baterías; no es menos cierto que algunas decisiones sobre las que se cimenta esta tercera entrega no entran de manera demasiado orgánica.
Sin ir más lejos, la inclusión del Alto Evolucionador, espléndidamente encarnado aquí por Chukwudi Iwuji, es traída de manera algo forzada y brusca. Quizás es un personaje que debiera haber empezado a asentarse en el Vol. 2. Pero no sucedió, al menos abiertamente; y ahora recogemos los frutos.
Por contra, uno que sí metía la patita en el anterior film era Adam Warlock, en una de las escenas post-créditos. En cambio en ‘Guardianes de la galaxia Vol. 3’ se le ve más como herencia indeseada que como un recurso verdaderamente necesario. En verdad el Warlock de Will Poulter no aporta absolutamente nada a la historia, podría no estar y no nos daríamos ni cuenta. Pero parecía casi obligatoria su presencia aquí, en plan directriz de Kevin Feige, y James Gunn aprovecha para darle otro tirón de orejas al mandamás, este menos sutil, convirtiendo su ansiada novedad en una mera comparsa.
De la nada al estrellato
En todo lo demás ‘Guardianes de la galaxia Vol. 3’ sigue siendo el disfrute que ya eran sus dos predecesoras. Aunque es inevitable no apreciar ciertos síntomas de agotamiento en las dinámicas de los personajes: una de las principales armas de la saga. La precisión de reloj suizo que sí latía con fuerza en 2014 no tiene ya tanta energía aquí.
La Nebula de Karen Gillan confirma ser uno de los personajes más interesantes de la trilogía. Empezó desde el banquillo y ha terminado siendo, no solo ya de los que mejor arco dramático poseen, si no de los que más echaremos de menos. Un personaje, y una interpretación, que podríamos equiparar a la de la Wanda Maximoff de Elizabeth Olsen.
En el lado opuesto, por desgracia, hay que situar al Drax de Dave Bautista, que lleva repitiendo el mismo patrón casi una década. Cierto que, por sus características, seguramente no da para más. Pero duele un poco verlo como alivio cómico facilón.
Pero nada de todo ello quitará que estos personajes entren con todas las de la ley en la historia, siendo unos completos desconocidos para el público mayoritario cuando despegó la nave.
Nuestra valoración: