El colosal, descarnado y lacerante mano a mano sin cuartel que se marcan Scarlett Johansson y Adam Driver en ‘Historia de un matrimonio’ es para enmarcar. Literalmente. Tanto o más que la propia ‘Historia de un matrimonio’.
Noah Baumbach deja fluir, sin prisa pero sin pausa, las dolorosas últimas páginas del libro de familia de los Barber. Libro que se cierra a la fuerza y bajo las directrices que dictamina la sociedad.
Sacando la artillería
En 2017 Netflix fue a esa, no buscada, pero sí encontrada guerra por determinar si lo que hacen es cine o no, con un tirachinas, ‘Mudbound’ (Dee Rees, 2017). En 2018 decidieron sacar un carro de combate, ‘Roma’ (Alfonso Cuarón, 2018). Y ahora, en este 2019, han decidido poner en el tapete toda la artillería pesada. Cosa que ya comentábamos hace no mucho en aquel reportaje a colación de la lista de la revista TIME con lo mejor del 2019 cinematográfico.
En fin. ¿Qué no pasará en 2020?… Lo mismo puede que Netflix cope todas las nominaciones a mejor película que puede desaparecer a mitad de año ahogada en deudas.
El barco de Noah Baumbach
‘Historia de un matrimonio’ es el segundo barco de combate, tercero si incluimos ‘Yo soy Dolemite’ (Craig Brewer, 2019), que llega para defender a la plataforma de streaming de aquellos que la consideran blasfema en lo que a hacer cine se refiere. Y la verdad sea dicha, no es un mal barco. Aunque al final me ha resultado más acorazado que bombardero.
Nicole y Charlie Barber, otrora feliz pareja con un hijo en común, inician un proceso de divorcio. Arduo procedimiento que no dudará en llevarse por delante todo lo que pille por el camino. Desde la carrera profesional de ambos hasta la dignidad de los propios contendientes, pasando por lo más importante, el hijo de ambos, convertido en inocente daño colateral.
Así desarrolla el cineasta neoyorquino ‘Historia de un matrimonio’, un buen drama alejado de melodramatismos que, en mayor o menor medida, también se lleva por delante al espectador.
La tripulación
Como ya he recalcado antes, ‘Historia de un matrimonio’ es, en gran medida, el brillante duelo interpretativo entre Adam Driver y Scarlett Johansson. Dos actores que me encantan y que lo dan todo en esta cinta de Noah Baumbach.
El duelo se cimenta desde un sólido guion capaz hasta de darle su minuto de gloria al más insospechado de los secundarios.
«Ahora que soy madre veo que mis padres debían estar borrachos todo el tiempo conmigo». Particularmente, esa frase pronunciada por el personaje de Scarlett Johansson me ha matado. Pero es que aquí cada personaje tiene su foto para el recuerdo, y se agradece. El speech de Laura Dern hablando de la Virgen María, Dios, Jesucristo y el papel de la mujer en nuestra sociedad, es soberbio.
Centrándonos ya en los dos protagonistas, resulta imposible no hacer tuyos los personajes de Charlie y Nicole. Y salir con la milonga esa de: “pues yo he empatizado más con fulanito porque menganito es claramente el culpable de que todo se vaya a pique”, es no haber entendido nada de nada. Esto no es ‘Star Wars’, aquí no hay buenos y malos. Aquí simplemente hay bajas civiles. Perdedores.
Llegar con la contienda ya iniciada
Desde su visionado, una especie de mano invisible tiraba de mí cada vez que meditaba seriamente ponerle notable o más a este film de Noah Baumbach. De hecho ‘Historia de un matrimonio’ es, con diferencia, la película de este 2019 a la que más me ha costado ponerle nota. Dentro de lo subjetivo, e injusto, que puede ser ponerle nota a una película. Al fin y al cabo esto no son matemáticas. Pero tras mucho meditar, al fin he descubierto al dueño de esa mano invisible.
‘Historia de un matrimonio’ es como llegar a una final de Copa de Europa en la prórroga. Entras, ves el marcador y te dejas llevar por los acontecimientos; pero muy en el fondo de ti sabes que no estás metido del todo en la contienda. Hay determinados lances del encuentro que tanto los jugadores como el resto de aficionados viven a tope, pero que tú no vives del todo por haberte perdido gran parte del partido y quizás el origen de dichos lances. Te alegras o te entristeces, según la ocasión lo requiera, pero dentro de ti sabes que falta algo para completar esos sentimientos.
En ‘Historia de un matrimonio’ sucede igual. La película perfectamente podría titularse ‘Historia de un divorcio’. Título que le haría más justicia al producto.
Noah Baumbach nos mete, abruptamente, en la prórroga de esta historia de pareja entre Nicole y Charlie, y por mucho que en los primeros minutos nos endose un highlight de la etapa buena de su relación para ponernos en sintonía, no sirve. Asimilamos que se quieren divorciar, pero no sabemos el verdadero porqué; lance del encuentro que Baumbach nos ha privado y que se me antoja necesario. Intuimos que su relación, mientras funcionaba, era muy sólida, pero solo lo intuimos. Y una historia que quiere jugar en la liga de la certeza no puede fiarlo todo tanto a la intuición.
Fruto de todo ello conectamos con los personajes, pero no acabamos de empatizar con ellos. Cosa que se me antoja tanto o más necesaria, si me apuran.
Por eso al final ‘Historia de un matrimonio’, aun gustando, deja cierta sensación agridulce.