Bajo el calor, el mimo y la personalidad del sello A24 firmó Robert Eggers en 2015 la notable ‘La bruja’, con 4 millones de presupuesto; y en 2019 la muy provechosa aún inferior ‘El faro’, con 11 millones. Ahora el cineasta neoyorquino pega un brinco y se encarama a Focus Features, la A24 mainstream. Ya en su lomo obtiene un contante y sonante de entre 70 y 90 millones para sacar adelante ‘El hombre del norte’: una aventura histórica de tintes épico-fantásticos encabezada por rudos vikingos. Un salto cuantitativo que luce muy bien en pantalla, eso no lo pondrá nadie nunca en duda, pero que no termino de tener muy claro si también es cualitativo. ¿Hace demasiado frío fuera del abrigo de A24?
La leyenda nórdica que inspiró Hamlet
El joven e ingenuo príncipe Amleth crece feliz en el reino que regenta su padre, el rey Aurvandill. Su principal aspiración es formarse para, de esa manera algún día, poder heredar el reino. Pero rara vez la vida tiene en cuenta las aspiraciones personales de cada uno y, un buen día, Fjölnir, tío de Amleth, asesina brutalmente a su hermano para, de esa manera, coger un atajo en su camino hacia el trono. Ahí a nuestro príncipe no le queda otra que huir, bajo la promesa de algún día volver para: vengar a su padre, salvar a su madre, y matar a su tío.
Algunos años más tarde nos topamos de nuevo con Amleth, solo que con su versión hecha y derecha. Pero hay algo que no se ha movido ni un solo ápice desde aquellos tiempos: sus ansias de venganza. En un momento dado se le pone a tiro retornar al lugar que parece regentar ahora su odiado Fjölnir, y no pierde la ocasión de culminar su tarea. Pero las cosas no serán tan fáciles como aparentan, y habrá de esperar al momento apropiado para empuñar su espada sedienta de sangre. Por el camino forjará interesantes nuevas alianzas al tiempo que descubre nuevos y viejos enemigos.
Así desarrolla Robert Eggers ‘El hombre del norte’. Cinta en la que además cuenta con el respaldo de un jugoso reparto compuesto por, entre otros: Alexander Skarsgard, Nicole Kidman, Ethan Hawke, Claes Bang, Anya Taylor-Joy y Willem Dafoe.
Por la senda del esteta
Hace tiempo que se intuía, y este tercer largometraje del cineasta nos lo confirma: hace tiempo que Robert Eggers empezó a recorrer sin mirar atrás la senda del esteta puro y duro. Cosa que no tiene porque ser mala, pero que desde luego tampoco es buena.
El gran lastre de ‘El hombre del norte’: su guion, nos confirma el anterior mal augurio. Las huidas hacia delante visuales y escénicas del director acaban teniendo mucho más peso que una historia muy justita que Eggers tampoco se ha molestado en cimentar más y mejor, pudiendo haberlo hecho. Los desvaríos formales del realizador, esos que tan bien encajaban en las atmósferas de locura de sus anteriores trabajos, aquí, no solo no acaban nunca de encajar bien, si no que acaban sirviendo como burda excusa para encubrir una trama que apenas tiene recorrido, y que el que tiene se ve venir de lejos.
La cinta al final es como un copioso botín halloweenesco de caramelos y chucherías. Hace mucha ilusión ir obteniéndolo, pero al tercer dulce que te comes tras su obtención estás ya más que harto de él.
Cinta de épica y fantasía sin épica ni fantasía
‘El hombre del norte’ se emparenta con la no muy lejana ‘El Caballero Verde’ (David Lowery, 2021), obra que pudimos ver a través de Amazon Prime Video el año pasado. De A24, por cierto. ¿La película que en todo momento quiere ser esta de Robert Eggers pero que, por desgracia, nunca acaba siendo?
En aquella los vicios formales de David Lowery, otro esteta de manual, sí estaban al servicio de un propósito mayor. Pero aquí todo suena demasiado a vulgar truco de trilero barato, y no a recurso narrativo necesario y verdaderamente bien aprovechado. De hecho, y por culpa seguramente de lo anterior, ‘El hombre del norte’ es, a la postre, una cinta épico-fantástica que: ni tiene épica, ni tiene fantasía.
¿Qué épica hay en un film de más de dos horas que podría haber acabado perfectamente a los treinta minutos, más o menos? Creo que todos tenemos en la cabeza el significado que le ha dado el séptimo arte al concepto de épica. Ahora quiero que vayan más e eso, y no tanto a la definición literal de la palabra llevada a su contexto literario. Bien, ahora recuperen el argumento de ‘El hombre del norte’, y hagan parada en el siguiente detalle: el intrépido de Amleth puede culminar su venganza sobre Fjölnir a los treinta minutos de metraje o así. Pero se aguanta las ganas para dar cabida a la preciosista pero injustificada fantasía de escaparate de Eggers que solo sirve para prolongar su halo de autor de cara a la galería.
Madre mía, si a Aragorn se le hubiera abierto tal atajo en ‘El señor de los anillos’, Peter Jackson se habría ahorrado dos películas y media. Y ya ni os digo J.R.R. Tolkien. ¡Viva la épica! ¡Sí señor!
‘El hombre del norte’: Provechosa aún errática
A pesar de todo lo anterior, ‘El hombre del norte’ acaba resultando una propuesta muy entretenida que tampoco apetece del todo condenar al ostracismo. Contra todo pronostico esas incómodas piedras en el zapato no acaban entorpeciendo el disfrutar de una película que, siendo justos, tampoco es que se gane el llegar al Valhalla.
La realización de Robert Eggers es majestuosa, tanto como el diseño de producción o la fotografía, el reparto rema en todo momento a favor de obra… En fin, se une todo para que no repares tanto en sus vicios como creador total.
Ahora bien. Señor Eggers: por esta vez se lo paso. Pero una y no más.
Nuestra valoración: