Hace poco os hablábamos de Charly Sinewan, el aventurero que se está recorriendo el mundo en su moto y nos lo está mostrando a través de su propia serie en YouTube. Ahora, hemos tenido el placer de poder charlar con él y de conocerle un poco mejor. Os dejamos la interesantísima entrevista a Charly Sinewan y os animamos a que os suscribáis a nuestro podcast, ‘Las charlas de Rock and Films’, en Ivoox.
Entrevista a Charly Sinewan
P. ¿Podrías explicarnos de dónde sale el nombre de Charly Sinewan?
R. La verdad es que esto fue un chiste que hice hace tiempo. Yo empecé con todo esto en el año 2009. Empecé a hacer un viaje para mí mismo y, para que me siguieran mi familia y mis amigos, cree un blog. En aquel momento ponían en la tele, ‘El mundo en moto con Ewan McGregor’, que fue la serie tan famosa de Ewan McGregor y su colega Charlie Boorman, y a mí se me ocurrió la tontería de llamar a mi blog, ‘El mundo en moto sin Ewan McGregor’, porque yo iba igual pero sin medios. Y bueno, fue un chiste pensando que esto no iría más allá de cuatro colegas y la familia, y al final se terminó convirtiendo en mi nombre, que es Charly Sinewan, ya que mucha gente me conoce así.
P. ¿Por qué en moto?
R. Yo he sido motero desde siempre. Me compré mi primera moto con 19 años y a los 10 minutos de tenerla me fui de viaje. Era una SR 250 Special, una Yamaha, y me fui con una novia que tenía, con un macuto ahí atado con pulpos, y nos fuimos a Valencia desde Madrid y a Alicante, y ahí me dio la brisa en la cara y dije, “qué maravilla”, y desde entonces soy motero y viajero. Toda mi vida, antes de todo esto siempre quise hacer un gran viaje en moto y siempre que pensaba en el gran viaje era con la moto, lo tenía clarísimo. No siempre he viajado en moto, también he viajado con macuto, pero siempre quería viajar en moto. Una vez pruebas esto, si te enganchas es muy difícil hacer un viaje de otra forma.
P. ¿Cómo se lleva eso de estar solo en lugares aislados?
R. Yo estoy acostumbrado a estar solo y a viajar solo. Como todo tiene ventajas e inconvenientes, pero yo le veo más ventajas que inconvenientes. La capacidad de reacción de una sola persona es más rápida que la de varios; la capacidad de comunicación, el conocer gente, es mucho mayor cuando vas solo porque la gente se te acerca mucho más y al final las experiencias que te pasan viajando solo no te pasarían viajando en compañía y, al revés, pues evidentemente también pierdes cosas. Tener a un colega al lado o a tu pareja y compartir los momentos espectaculares de un viaje, eso pues yo no lo tengo cuando voy solo que es casi siempre. Pero a cambio tengo otras cosas que… sobre todo teniendo en cuenta la dimensión de este viaje: son muchos años, con muchos días en la carretera, tomando muchísimas pequeñas decisiones que compartirlas sería bastante complicado, no imposible, pero muy difícil. Algún día, no sé, quizá termino viajando con alguien, pero de momento prefiero viajar solo, la verdad. Y me gusta.
«La capacidad de reacción de una sola persona es más rápida que la de varios»
P. ¿Has pasado alguna vez miedo?, por ejemplo, en tu última aventura, Camino a Mongolia, sufres una caída con la moto y eso te produce una fuerte tendinitis en el brazo que hace que hasta llevar tu moto se convierta en un suplicio. En esos momentos de dificultad, ¿qué te pasa por la cabeza?, ¿hay algún momento de miedo?
R. No, cero, cero. Nunca he tenido realmente miedo. En ese momento, en esa caída, sufrimiento entre comillas, tampoco estás ahí…te duele y tal, pero bueno. Hay que poner las cosas un poco en dimensión, yo creo que el sufrimiento que pueda tener una persona tan privilegiada como yo montando en moto por el mundo, pues es insignificante si lo comparo con todo el sufrimiento que he visto todos estos años por el mundo. Entonces no lo puedo contar como un gran sufrimiento. Otra cosa es que te duela, que sufras un poco y te cueste llegar a donde ibas, que fue el caso. Fueron 300 km por pista con un brazo prácticamente inutilizado y me costó bastante, pero vamos, no creo que sea para tener muy en cuenta.
En cuanto a miedo, en este viaje desde luego no y casi nunca he tenido miedo. He tenido algún momento de tener la sospecha de estar en el sitio incorrecto: me acuerdo de un par de noches en Nigeria, que se me hizo de noche, que es lo último que te puede pasar en un sitio como Nigeria o en algunos sitios de Nigeria, y me pasó porque no encontraba hotel y tal. Pero bueno, nunca me vi con el peligro en frente, no lo vi delante de mí, pero sí que es verdad que noté que no estaba en el sitio adecuado. De esas he tenido alguna más. También me quedé una vez tirado en un parque nacional donde había riesgo de que hubiera leones, por la noche también, y bueno, tuve que encender un fuego, pero bueno, nada muy significativo.
P. ¿Cómo te las apañas para grabar tus vídeos?, ¿cuál es el equipo básico que necesitas para hacerlo?
R. No sé dónde está la barrera entre lo que realmente necesito y lo que tengo porque tengo mucho. Me encanta, soy muy friki y llevo mucho material. Llevo cuatro cámaras de acción: una en el casco, una delante de la moto, otra detrás y otra normalmente a la altura de los pies; que no van todo el rato grabando, sino que las voy enchufando y apagando según pienso que pueda interesar. Luego llevo una cámara réflex, que es la que cuenta la historia principalmente, que es con la que grabo bonito. Intento llevar siempre una cámara pequeñita en un bolsillo, compacta pero que tenga mejor calidad que las de acción, para todas esas cosas que pasan en el momento y que no da tiempo a sacar la réflex o que si la sacas te cargas el momento. Y luego llevo a nuestro querido dron que cambia por completo la dimensión de todo y que me acompaña siempre que puedo porque no siempre puedo, hay sitios en que es ilegal. Y digamos que ese es todo el equipo que llevo de cámara. Luego llevo un micrófono, llevo una grabadora, el ordenador para editar, varios discos duros (risas), cargadores, cables (más risas). Más o menos el 50% del volumen de equipaje se lo lleva la tecnología.
Y luego el proceso de grabar, ya lo tengo tan metido dentro que… Por un lado están las tomas de paisaje y de camino, que vas en moto y es muy divertido porque te lo vas pasando bien conduciendo y disfrutando, pero vas con los ojos de, “mira qué toma” o “mira qué plano de dron” o lo que sea. Y luego está el no-guión de la historia, es decir, cuando algo pasa no estaba escrito, tú no estabas esperando con la escaleta, entonces ahí hay que reaccionar rápido y que alguna cámara lo grabe. Si puede ser con la réflex para que quede muy bonito, perfecto, pero si no puede ser y lo tengo que grabar incluso con el teléfono, pues a grabarlo. Como no sabes cuándo va a pasar, pues cuando pasa hay que estar preparado.
«El sufrimiento que pueda tener una persona tan privilegiada como yo montando en moto por el mundo, es insignificante con todo el sufrimiento que he visto todos estos años por el mundo»
P. ¿Vives de esto?
R. Sí, perfectamente. Este año se cumplen 10 años desde que empecé con el proyecto en 2009, pero me dedico a esto profesionalmente desde el 2013. Los primeros dos años me costó un poco de mi bolsillo y a partir de ahí ya empecé a conseguir que no me costara y en eso estoy. Ahora ya es mi trabajo y la verdad es que no sé si pierdo o gano, perder no pierdo seguro, pero tampoco gano. No sé dónde está la línea, pero bien, es una forma de curro. No me voy a hacer millonario por desgracia (risas), pero soy muy feliz que es de lo que se trata.
P. ¿A qué te dedicas cuando no estás viajando?
R. Pues a editar. A editar o a escribir. A preparar los viajes la verdad es que le dedico muy poco, pero bueno, sobre todo a editar. Editar y hacer un poco de vida social y vida de patrocinadores: ir a eventos, dar charlas, un poco todo eso. Pero vamos, yo creo que unos ocho meses al año estoy viajando, más o menos, y otros cuatro estoy en España.
P. ¿Algún lugar al que ahora no te plantees ir por conflictos bélicos, situación política o cualquier otra circunstancia que dificulte viajar?
R. Hay muchos por desgracia, claro. Hay un país que me apetece mucho ir, que es Somalia, que es inviable a día de hoy. Luego todo el norte de África: Libia está muy difícil, Arabia Saudí es imposible…ahí hay una zona negra del planeta… Comunicar África con Asia está jodido por Iraq, por Siria, por Arabia Saudí, por Yemen y toda esa zona. Me encantaría, porque a mí me encantaría conocer todo el mundo, pero toda esa zona está bastante difícil. Luego me atrae mucho Venezuela y yo creo que terminaré yendo a Venezuela, pero vamos a ver por dónde entro, cuándo y cómo, porque todavía me queda mucho para llegar, pero la situación actual es bastante peligrosa. Entrar con toda mi parafernalia solo, sería un suicidio, entonces tendré que ver si me escoltan los moteros de allí o a ver cómo lo hacemos, pero no me gustaría terminar Latinoamérica sin haber estado en Venezuela, la verdad. Pero bueno, todavía queda así que ya veremos.
Y en principio esos son los puntos más negros en este momento del planeta. Luego está el Tapón del Darién, entre Colombia y Panamá, que es una selva espesa que no hay quien cruce; se puede, pero es una locura, y algún tapón más hay por ahí, pero vamos, estos son los principales.
P. ¿Cuál ha sido el viaje o etapa que más has disfrutado?
R. Uno desde luego no hay, hay varios. Al final mira, siempre digo lo mismo y me repito como el ajo pero, los sitios y eso está guay pero es la gente que conoces lo que hace que un sitio sea increíble o simplemente sea bueno. De todos los sitios maravillosos en los que he estado ha habido varios que se han convertido en increíbles por la gente que he conocido. Uno de ellos es Kenia, donde cree una familia que todavía mantengo y donde me planteo que sería un sitio donde podría perfectamente vivir. Baja California en México es otro, donde también me pasó igual porque el sitio es increíble, se habla el idioma y encima hice allí tantos amigos que mantengo y que perfectamente pues volvería ahora mismo y estaría allí pues otros seis meses viajando. Pero no son los únicos, Madagascar le tengo un especial cariño por todo lo que me pasó, las aventuras que pasé allí que estuve mucho tiempo y digamos que desde un punto de vista aventurero fue lo más significante que he hecho en todos estos años. Luego recuerdo con mucho cariño a Indonesia, que de eso ya hace muchos años, estuve en 2010 y es un país muy atractivo para hacerlo en cualquier medio de transporte, pero en moto especialmente. Hay muchas islas, vas andando, hay mucha sensación de aventura, hay deporte, es muy barato, la gente es muy agradable…hay unos cuantos.
«los sitios y eso está guay pero es la gente que conoces lo que hace que un sitio sea increíble o simplemente sea bueno»
P. ¿Tienes intención de terminar el camino a Mongolia?
R. Sí, sí, sí, sí. Quiero llegar a Magadán, que es la punta más Noreste de Asia accesible con vehículo, que es Siberia Rusa, y es otro sitio muy mítico Magadán donde además llegó Ewan McGregor en la ruta de los huesos, y eso lo quiero hacer. Lo engancharé con Mongolia imagino, haré Mongolia y luego seguiré hasta allí. No sé si este año o al siguiente, ya veremos, pero quiero terminarlo.
P. ¿La siguiente etapa que podremos ver nosotros?
R. La siguiente seguro que es México, que va a ser ahora en febrero, no sé qué día todavía porque no tengo vuelo, pero yo tiro para México; mi moto está allí, la mía de verdad, que es la 800 gs, que me está esperando; y haré México. Lo que no sé es si en verano pararé y me vendré a hacer Siberia, esto que te digo o lo dejaré para el año siguiente. No lo sé, todavía está en el aire todo. Al final no tengo mucha planificación. Sí que sé que México es la siguiente, porque tengo allí la moto y ya me toca, pero más allá todavía no sé, ni quiero saber.
P. Cambiando radicalmente de tema, ¿qué tal va la difusión de la palabra del Cholo Simeone?
R. (Risas) Dejé de hacerlo pero fue muy divertido los años que lo hice. Cuando estaba en África, me dio por llevar camisetas del Atleti y cada vez que veía a algún africano con la camiseta del Barça o del Madrid, que eran las típicas, se la cambiaba por la del Atleti y le evangelizaba. Le hacía repetir, olé, olé, olé, Cholo Simeone y le evangelizaba. La verdad que fue divertidísimo, me lo pasé muy bien. Pero tenía más sentido en África, ahora ya tiene menos yo creo, y ya dejé de hacerlo.
P. ¿Cuáles son tu película, músico y cerveza favorita (si la hay)?
R. La película es muy difícil, porque no tengo una película preferida, pero sí que voy a nombrar ‘Into the Wild’ por lo que representa, que es el viaje de este tipo que se va a Alaska y que acaba fatal, que no es el caso, pero bueno, representa algo lo que hago salvando mucho las distancias. Me gustó mucho la peli, que no es mi peli preferida, pero no se me ocurre otra ahora.
Músico. Soy mucho de Pink Floyd, pero también soy muy sabinista, que no utilizo su música en los vídeos, pero soy muy sabinista. Así que te dejo los dos, Pink Floyd y Sabina.
Y cerveza, vas a flipar con lo que te voy a decir, pero no tomo cerveza. No me gusta, la he probado una vez nada más (risas)…y no es normal, pero ahora que me dedica a esto, agradezco no tomarla porque yo creo que viajando por el mundo la gente bebe más cerveza que agua, es más fácil encontrar cerveza fría que agua fría. Y al final todo el mundo bebe mucha cerveza y eso mi tripa y yo lo agradecemos no tomarla (risas).
Las Charlas de Rock and Films
Aunque llevamos mucho tiempo haciendo nuestro podcast. Hemos decidido darle una vuelta y cambiar radicalmente la dinámica. A partir de ahora cada programa estará dedicado a un personaje específico al cual, además, entrevistaremos.
Serán capítulos cortos de en torno a media hora y creemos que os puede resultar mucho más atractivo por el hecho de contar de primera mano con las opiniones y formas de ver el mundo de los personajes en cuestión.
Nos estrenamos en este primer capítulo de lo que hemos bautizado, ‘Las charlas de Rock and Films’ con este interesante personaje que es Charly Sinewan. Esperamos que disfrutéis este nuevo concepto de podcast y os animamos a suscribiros.