Violet y Finch

Crítica de ‘Violet y Finch’ (2020). Salvar y salvarse

«Me salvó en todos los aspectos», dice el personaje de Rose (interpretado en las postrimerías de su longeva vida por Gloria Stuart) en una de las escenas de ‘Titanic’. Rendía justicia con tan tajantes palabras al romance que sostuvo con Jack (Leonardo  Di Caprio) en la desgarradora historia de amor que James Cameron convirtiera en icónica, más por el impresionante espectáculo visual que la rodeaba que por el manejo de los elementos dramáticos. El comienzo de ‘Violet y Finch’, estreno de Netflix, me recuerda a la mítica cinta de Cameron, última historia de amor en el cine que me ha gustado. Un adolescente (Justice Smith) sube al borde de un puente para empatizar con Violet (Elle Fanning), una joven en estado de trance, a punto de cometer una locura. Se establece así con prontitud el principal subtexto que recorre toda la propuesta: el suicidio.

Está dirigida por Brett Haley, autor independiente que gusta de bucear en los tormentos y aflicciones internas de sus personajes en cintas como ‘Volverás en mis sueños’ (2015) y ‘The hero’ (2017). Aquí, articula un drama sin conseguir desprenderse del todo de esa sensación de ligereza y superficialidad que impregna buena parte del cine comercial para adolescentes.

La película atesora profundidad. Menos liviana de lo que apunta

Violet y Finch

Pese a sus defectos, veo una propuesta íntegra, cabal. Con algunos diálogos sosteniendo esa dicotomía tan compleja, extraña y en muchos casos devastadora, que surge de la confrontación entre pensamientos racionales e irracionales. Lo juicioso por un lado y el lado salvaje y tumultuoso del que en buena medida todos podemos ser presa en algún momento, desfilan en ‘Violet y Finch’ como pegamento de una historia de la que, en ausencia de esos elementos, me hubiera desentendido más pronto que tarde.

Tras sujetos de fachada reluciente, que hablan casi sentenciando, siendo capaces de tocar teclas sensibles para su interpelado, se pueden esconder personalidades inestables. Completamente rotas por dentro. Sin renunciar al lagrimeo como ingrediente de la ecuación, Haley deja algo de poso en un género maltratado hasta la náusea.

Algo es algo.

Tráiler de ‘Violet y Finch’

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