Arte basura. Eso es ´Velvet Buzzsaw´, penúltima apuesta de Netflix en lo que a cine se refiere. Por resumir mi sentir de una forma rápida y sencilla, diré que lo de esta cinta y Dan Gilroy es como entregarle un Ferrari a un tipo que detesta conducir. Lo han cazado, ¿no?… ¡Pues eso!
El arte maldito.
El tema del arte maldito está muy bien como concepto. Por no mencionar que es tan seductor como poco desarrollado por el séptimo arte. Pero por desgracia ese llamativo concepto representa poco menos de un quince por ciento de ´Velvet Buzzsaw´. Todo lo demás, que no es precisamente poco, es un enorme e infame culebrón venezolano. Dan Gilroy, si lo que te seducía era el tema culebrón, haber pasado de ponernos en el paladar ese dulce caramelo del arte maldito, para luego quitárnoslo. Pero lo que has hecho en esta cinta es muy feo y de mala persona.
Una aspirante a galerista encuentra, por casualidad, la inmensa obra de un artista clandestino recién fallecido. Su deseo expreso era que fuese destruida toda ella. Pero nuestra protagonista decide aprovecharse y empieza a exponerla, obteniendo gran beneficio económico y social del asunto. A partir de ahí otros artistas, un crítico, más galeristas, una becaria y coleccionistas de arte se verán atrapados por la maraña de ese arte maldito.
Dardo envenenado, sí. Pero ¿a quién?…
´Velvet Buzzsaw´ se orquesta como una sonora crítica al mundo del arte, o esa al menos es mi impresión. Aunque para mí, el dardo más envenenado, se lo lleva el público del film, representado en como nos ha vendido el producto Netflix. De no saber nada de él hemos pasado a querer verlo con todas nuestras ganas. Todo ello apenas mes y medio antes de su lanzamiento por parte de la plataforma. Netflix nos ha endosado el marrón y nosotros nos lo hemos tragado con gusto poco antes de que se confirmase que, en realidad, lo que el autor quería era que se destruyera su obra. Habría que meditar en esto, Netflix lo hace más a menudo de lo que parece.
Obra inclasificable.
La mezcla de géneros en ´Velvet Buzzsaw´ da para otro intenso debate. De entre todos ellos creo que el que etiqueta perfectamente el film, sin querer o queriendo, es el de la comedia. Todo ´Velvet Buzzsaw´ es una sonrojante comedia involuntaria entorno al personaje de la pobre Natalia Dyer. Para todo lo demás, véase: misterio, thriller, terror, drama o sci-fi, la cinta de Dan Gilroy es un burdo despropósito.
Y vista la amalgama de géneros que maneja la película, que al final se la recuerde como comedia involuntaria, me parece un enorme fracaso. Aunque claro, igual era lo que pretendía Dan Gilroy extrapolándolo a lo que para él es el mundo del arte. No lo sé. Juzguen ustedes.
Lo que si les diré es que, si quieren una comedia que se regocije de ese impostado universo, échenle un ojo a ´Murder party´ (Jeremy Saulnier, 2007), también orbitando por esa galaxia llamada Netflix. Además, hay una escena en ´Velvet Buzzsaw´ con Toni Collette de por medio que casi parece calcada de aquella película.
Inmerecido reparto.
El excelente reparto que posee ´Velvet Buzzsaw´ se rebela como rotundamente inmerecido, visto el resultado final del producto. Los pesos pesados funcionan y los menos conocidos también, pero por desgracia el que no funciona es su director. El cineasta de Santa Mónica les estafa a ellos y a nosotros.
En definitiva, ´Velvet Buzzsaw´ es un film tan decepcionante como yermo. Y una pregunta me ronda incansablemente. ¿Hasta cuándo piensa vivir Dan Gilroy de ´Nightcrawler´?… ¡O mejor aún! ¿Hasta cuándo le vamos a tolerar a Dan Gilroy el vivir de ´Nightcrawler´?…