‘Resistencia’, último trabajo del director Jonathan Jakubowicz, rescata de la memoria una historia sobre la oposición al nazismo en la Francia ocupada. Toma como punto de partida las vivencias de Marcel Marceau, quizá el mimo más famoso de todos los tiempos. Agradezco que su visión resalte el aspecto humano, el compromiso individual y heroico de unos pocos, alejándose del mito gaullista sobre el papel de Francia en la contienda.
Muestra a unos jóvenes judíos que se enrolan en un grupúsculo de la resistencia operando en Lyon. Uno de ellos es Marceau (Jesse Eisenberg). La película proyecta la toma de conciencia de un muchacho ante el terrible cariz que toman los acontecimientos. Idealista, despreocupado, ensimismado en su vocación artística y mostrando bohemio desapego ante los problemas mundanos, su conversión es contada con más emotividad que brillantez.
La cinta apunta. No da en la diana
Janucovich yerra llenando el relato de grandilocuentes licencias para apuntalar la proeza que está contando. En especial el papel otorgado en la trama a Klaus Barbie (Matthias Schweighöfer), socorrido cliché en las cintas sobre nazis, donde la maldad de los personajes se acentúa desde la bufonada. Como si la gesta de salvar a cientos de niños judíos de una muerte segura no bastase, en un contexto silente de una mayoría de franceses mientras los nazis pastoreaban su país durante buena parte de la guerra. Por ello la tensión dramática se resiente. Luce forzada.
La escena dentro del tren en la que Barbie interroga a Marceau, bien podría servir como síntesis de ‘Resistencia’: bienintencionada en las formas aunque algo torpe en su desarrollo. Viendo el cameo de Ed Harris dando vida a George Patton, me viene a la mente la impresionante figura de George C. Scott en el biopic sobre el mítico general que filmara Franklin J. Schaffner. Ya no quedan soldados como Patton, ni se hacen películas como aquella.
Nuestra valoración