La brutalidad policial en Estados Unidos parece ser un elemento más del paisaje. Una singularidad consustancial a una sociedad violenta por naturaleza, que se ha ido forjando a partir de la adoración por las armas y esa cosa tan protestante de defenderse uno mismo, apelando a un individualismo llevado a sus últimas consecuencias. Al comienzo de ‘Queen & Slim’, debut en el largo de Melina Matsoukas, una pareja de afroamericanos circulan en su vehículo cuando son instados a detenerse por un coche patrulla.
Situado tras ellos emerge un agente de raza blanca, y el conductor del vehículo tiene claro cómo actuar. Manos en el volante, bien visibles para no poner nervioso a esos agentes con fama bien ganada de tener el gatillo fácil. Es una escena en el que se corta la tensión, se palpa la tirantez, la incomodidad. Un arranque enérgico que desgraciadamente no tiene continuidad.
Un incidente menor, concluye con un policía muerto
Previamente estos dos jóvenes, interpretados por Daniel Kaluuya y Jodie Turner-Smith, habían quedado para cenar. Una cita concertada a través de Tinder, esa viral aplicación para encontrar acompañante, ligue, sexo o Dios sabe qué. Ya de vuelta a casa, acontece el incidente con el guardia, que acaba muerto. A partir de aquí emprenden la huida. Un tirar hacia delante que sólo me creo a medias.
Ella es abogada, lleva la voz cantante y está segura por su experiencia y el color de su piel, que de ser detenidos no van a tener un trato justo. Él, con más dudas que certezas se deja convencer, fugándose del lugar de los hechos con una desconocida. ‘Queen & Slim’ deviene en una road movie un tanto irregular. Los personajes principales están a medio desarrollar. Toman decisiones arbitrarias, en algún caso caprichosas, poco creíbles para unos delincuentes perseguidos a través de varios estados.
La gente de color empatiza con los con fugados
Matsoukas recrea el problema racial del país mediante el apoyo que van a encontrar los protagonistas de la gente de color. Una minoría harta de discriminación. Damnificados de una estadística esclarecedora (un número de víctimas en acciones policiales desproporcionado al peso de su población). Una solidaridad entendida siempre en clave de trinchera, sin filtros.
Daniel Kaluuya ejecuta bien su rol de hombre desbordado ante los acontecimientos. Ya dejó constancia de su competencia en este tipo de registros en ‘Déjame Salir’ de Jordan Peele. En ambos casos sus compañeras femeninas le imponen. En ‘Queen & Slim’ con una gran Jodie Turner-Smith, actriz muy física, de innegable atractivo.
Con pretensiones de partida loables y bienintencionadas, la película se queda a medio camino. Melina Matsoukas la cierra con un plano cenital para mostrar la ignominia, la injusticia. Lástima que a esas alturas el final no suponga sorpresa alguna.