Crítica de ‘Llaman a la puerta’ (2023). Atípica home invasion

M. Night Shyamalan vuelve a la carga menos de dos años después de su último trabajo. Lo hace con ‘Llaman a la puerta’. Una atípica home invasion de tintes apocalípticos, y trasfondo pandémico, basada en la novela de 2018 de Paul G. Tremblay «The cabin at the end of the world». Dave Bautista lidera, delante de la cámara, el reparto de un film en el que también aparecen: Jonathan Groff, Ben Aldridge, Rupert Grint o una Nikki Amuka-Bird a la que ya vimos en la anterior cinta del cineasta.

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Inusuales comodines

Con ‘Llaman a la puerta’ Shyamalan prosigue esa infrecuente senda iniciada hace un par de años con ´Tiempo´ (2021). La de adaptar material que le es totalmente ajeno. En aquella ocasión le tocó a una novela gráfica, y ahora le toca el turno a una novela. Para encontrar otra ocasión en la que el director se haya visto en una tesitura parecida hay que remontarse a los tiempos de ´Airbender, el último guerrero´ (2010). Infaustos tiempos, diría más. Un inusual comodín al que, hasta ese momento, nunca había recurrido.

Y como la comparación entre ambos trabajos parece inevitable, comparten muchos más afluentes estos dos ríos más allá del citado anteriormente, resulta curioso y llamativo como, siendo seguramente infinitamente más redonda ‘Llaman a la puerta’, hay que admitir que ´Tiempo´ es mucho más disfrutona. De hecho ésta última hasta gana enteros con los revisionados, cosa que a la estrenada ahora intuyo no le va a pasar por ser una obra de esas de: vista una vez, vista todas. Ese rígido sota, caballo y rey al que nos somete aquí el director es otro factor más que inusual en la obra de M. Night Shyamalan que aquí, al final, se le torna algo en contra.

Shyamalan pervierte la home invasion en ‘Llaman a la puerta’

Otro factor compartido, aunque en esta ocasión llevan la insignia más trabajos aparte de sus dos últimos, es el de encerrar a un homogéneo grupo de personajes en un determinado y particular entorno. En ‘Llaman a la puerta’ una joven pareja, junto con su hija de casi ocho años, acude a una apartada cabaña en Pennsylvania para pasar unos plácidos días. Allí, de sopetón, aparecen cuatro extraños, liderados por un tal Leonard, con una perturbadora propuesta para nuestro trío protagonista. De no acatarla, habrá tremendas consecuencias tanto para unos como para otros, si no para toda la humanidad.

Bajo una aparente etiqueta de home invasion desarrolla Shyamalan su nuevo film. Vitola que, en verdad, está siendo pervertida por el realizador a cada minuto de metraje que pasa. Y es que ciertamente ‘Llaman a la puerta’ es esa home invasion que, verdaderamente, no es una home invasion. A la postre uno de los grandes hallazgos de la película.

A vueltas con el formato

Antes se ha recalcado el hecho de que ‘Llaman a la puerta’ es más redonda e incluso compacta que, por ejemplo: ´Tiempo´. Y a la vez menos gozosa. En verdad, y siendo todo eso completamente cierto, el gran lastre de la cinta es que, esquemáticamente hablando, a los pocos minutos la obra se vuelve repetitiva y hasta previsible. Y es que quizás esta historia hubiera funcionado mejor en plan segmento de, por ejemplo: ´El gabinete de curiosidades de Guillermo del Toro´.

El núcleo sobre el que giran los diferentes arcos de la obra es siempre el mismo, lo que, unido a un desenlace que ya de primeras solo ofrece dos vías posibles, hace que el girar de esta peonza acabe resultando alargado y poco deleitoso.

Shyamalan hipotecado

Siendo el cine de M. Night Shyamalan de esos que siempre avanzan dejando la pista de aterrizaje del desenlace completamente despejada, y en muchas ocasiones incluso a la llegada de barcos, resulta chocante, de primeras, que ‘Llaman a la puerta’ se hipoteque tanto a dos únicas vías. Algo que acaba jugando ligeramente en contra.

Durante mucho tiempo el realizador se comprometió tanto con el dichoso plot twist final, esos barcos de los que hablaba antes, que en última instancia parecía que su cine solo era eso. Craso error, claro. Pero gran parte del público es muy básico, todos lo sabemos. Y uno de los principales atenuantes que desataron la odisea que se pegó Shyamalan por el desierto durante muchos años, esa que inicio seguramente con ´La joven del agua´ (2006), fue precisamente el hipotecarse a un requiebro final que, de no estar a la altura, se comía todo lo anterior. Y, dadas las expectativas, nunca parecía estar a la altura. En obras anteriores el run run fue sembrado, y en esa floreció.

En ‘Llaman a la puerta’ el cineasta no se hipoteca en absoluto a eso, pero lo hace a una trama que es cara o cruz desde el minuto uno. Algo que denota infinito menos riesgo, un elemento que en ´Tiempo´ sí brillaba.

Nuestra valoración:

Nota Rock and Films

Tráiler de ‘Llaman a la puerta’

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