Tras dos películas adaptando material ajeno, M. Night Shyamalan vuelve a su personal redil de tramas propias con ´La trampa´: un psicothriller juguetón encabezado por un Josh Hartnett no menos jugón. Un film, plagado de quiebros y requiebros que te desarman toda vez finiquitado lo mostrado en el tráiler, que actuará a modo de cepo con todos aquellos que le tengan ganas al cineasta. Una trampa en la que, visto lo visto, parecen haber caído bastantes. Será que Shyamalan les debe algo.
Trampa para cegatos.
En pleno 2024 me sigue pareciendo de traca, no solo ya que aún haya quien espere que cada película de M. Night Shyamalan sea una masterpiece, sino que haya gente esperando a que el cineasta doble la siguiente esquina para sacudirle un vil garrotazo por no hacerlo. Una actitud que, película tras película, sigue ahí. Y tras ´La trampa´ los bates de beisbol han vuelto a ser agarrados con ganas por los de siempre. Algo con lo que, por descontado, Shyamalan juega.
Un tipo capaz de firmar, seguidas y siendo casi la primera de ellas ópera prima: ´El sexto sentido´ (1999), ´El protegido´ (2000), ´Señales´ (2002) y ´El Bosque´ (2004), no puede pasarse las siguientes dos décadas con la amarga sensación pegada a la chepa de que os adeuda dinero. Un trébol de cuatro hojas al que, personalmente, uniría ´La joven del agua´ (2006). Pero en fin, imagino que ese es el precio que se paga por entregar joyas: ser vilipendiado sistemáticamente. Y más en los últimos tiempos, con las redes sociales invitándonos a ser unos cretinos malcriados.
´La trampa´ no está al nivel de esas selectas piezas antes citadas, eso no lo niego. Como tampoco lo estaban las, no por ello menos estupendas: ´La visita´ (2015) o ´Tiempo´ (2021). Obras que el tiempo pondrá en el lugar que merecen. Pero ello no conlleva esa singular ceguera que lucís a la hora de separar, no solo ya el grano de la paja, sino la crema de avellanas de la bosta de vaca.
Shyamalan no falla.
Cooper es un padre modelo con algún que otro secretillo guardado en el bolsillo de la chaqueta. Pero bueno. Quién no tiene alguno. Su última bondad es acompañar a Riley, su hija, al concierto de la megaestrella rutilante de turno entre los adolescentes. Una tal Lady Raven. Pero ya allí empieza a notar que hay gato encerrado. O cuervo. Y es que, el bueno de Cooper no es otro que un asesino en serie apodado por la zona como El Carnicero. Y el evento es en realidad una argucia para darle caza.
A partir de ahí M. Night Shyamalan pulsa sin remilgos en ´La trampa´ el botón de start a un delirante y disfrutón juego del gato y el ratón que, toda vez huye de lo mostrado en el tráiler, coge velocidad de crucero hacia lo inesperado. Una agradable sorpresita que, muy en el fondo, los devotos del realizador esperábamos como agua de mayo. Aunque en ciertas fases tuviésemos un miedo atroz a que los avances desvelaran todo el contenido de esta bolsa de cotillón. Eso que ya le pesó a ´Abigail´ (Matt Bettinelli-Olpin & Tyler Gillett, 2024).
Y es que es en esa segunda parte de ´La trampa´ donde precisamente el film y su autor se desinhiben. Eso sí, tanto en esa zona del metraje como en la anterior, el espectador habrá de poner mucho de su parte en no pocas situaciones que pondrán a prueba eso que llamamos la suspensión de la incredulidad. Argumento que usarán quienes no entren en la obra.
La familia Shyamalan.
Con ´La trampa´ M. Night Shyamalan estrena su colaboración con Warner Bros. tras llevar a cabo con Universal sus últimos cinco largometrajes. Una coalición que, para ser honestos, comenzó en junio con el estreno de ´Los Vigilantes´, dirigida por su hija Ishana Night Shyamalan.
Y hablando de hijas, otra de ellas juega un papel importante en ´La trampa´. Saleka Night Shyamalan interpreta aquí, en el que es su debut, a Lady Raven. Y lejos de conformarse con eso, la muchacha incluso compone e interpreta varias de las canciones de la película.
Esta es otra de las decisiones por las que M. Night Shyamalan se muestra aquí como un kamikaze. En un principio parecía que el papel de Saleka sería poco más que testimonial, pero finalmente se rebela como un personaje bastante importante. Dada esa condición te preguntas ¿Por qué Shyamalan no ha escogido a alguien con más tablas? Que no digo una Lady Gaga, que además te hace la promoción de la obra ella sola. Pero una Hailee Steinfeld, por ejemplo, creo que hubiera resultado más solvente. Y sin tener tampoco que dejarte los cuartos. Pero en fin. M. Night Shyamalan quería jugar fuerte con ´La trampa´, y lo ha hecho hasta sus últimas consecuencias.
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