Cuestión de justicia

Crítica de ‘Cuestión de justicia’ (2019). La razón como motor vital

En una de las escenas de ‘Cuestión de justicia’, cuarto largometraje de Destin Cretton, el fiscal del condado de Monroe (Alabama), tras una tensa conversación con el abogado Bryan Stevenson (Michael B. Jordan), se despide de su interlocutor con estas palabras: »¿no quieres ver el museo del Ruiseñor, en tu camino de salida del pueblo?. Es uno de los grandes hitos de los derechos civiles del Sur’‘.

Las palabras del representante estatal, convierten la ironía y el sarcasmo en algo repugnante. Y más, cuando previamente se ha negado a atender la petición de un joven letrado para reconsiderar la condena a muerte de un afroamericano.  Obviando clamorosas irregularidades.

Convertida en atracción turística, en ese enclave de la América profunda, se sitúa la acción de la novela -Premio Pulitzer- de Harper Lee. Más tarde el director Robert Mulligan la adaptaría en la inolvidable ‘Matar a un Ruiseñor’ (1962), regalando a Gregory Peck el papel de Atticus Finch, en una de las mejores películas judiciales de todos los tiempos.

Comprometido abogado. Territorio hostil

Cuestión de justicia

Michael B. Jordan interpreta a un abogado negro recién egresado de Harvard. Pese a la oposición de su familia, viaja al estado de Alabama para trabajar junto a una activista local en una asociación de ayuda a reclusos sin recursos. Entre los numerosos casos de los que se hará cargo dentro del corredor de la muerte, figura el de Walter McMillian (Jamie Foxx), acusado de asesinar a una mujer. Mucho se ha escrito y filmado sobre el racismo y la discriminación en Estados Unidos. También en el ámbito de un sistema judicial disfuncional, donde la pertenencia a minorías raciales, ser pobre o tener mala suerte, no augura un trato precisamente igualitario.

Consciente de estar ante un género muy trillado, Cretton no precisa de grandes alharacas para articular un drama judicial sólido, haciendo un uso inteligente, a la vez que contenido de las emociones. ‘Cuestión de justicia’ sabe moldear a sus personajes. Sus reacciones me parecen naturales, nada impostadas.

Hay química entre los protagonistas

Cuestión de justicia

Michael B. Jordan y Jamie Foxx ofrecen muestras de encontrarse cómodos en sus respectivos papeles. Manejan con mano diestra los elementos dramáticos de la historia. Inevitable empatizar con el personaje de Jordan. Un abogado que encaja afrentas y desaires por el color de su piel con estoica paciencia. A lo que se añade ese desprecio provinciano, muy arraigado en algunos estados sureños, hacia el que aterriza desde el norte, educado en sus elitistas y muy liberales universidades.

El esfuerzo y dedicación mostrados por estos activistas y sus representados, agarrados a un hilo de esperanza, vienen a apoyar el principal subtexto de la película: lo difícil y complicado de cambiar ciertas dinámicas en los pueblos. Romper prejuicios y comportamientos tan asentados exige no poca perseverancia y mucho tiempo. No queda otra.

Tráiler de ‘Cuestión de justicia’

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