Crítica de ‘Bullet train’ (2022). El andén del sicario

David Leitch reafirma su sólido avanzar por la senda del cine de acción más cachondo y desvergonzado estampando su rúbrica en ‘Bullet train’. Adaptación de la novela homónima de 2010 del japonés Kōtarō Isaka. Homónima al menos en su versión anglosajona, ya que originalmente se titula «Maria Beetle». Un film al servicio de ese Brad Pitt juguetón y desprejuiciado, algo bajo lo que parece estar viviendo una segunda juventud, que llega opositando al no demasiado concurrido puesto de blockbuster veraniego del 2022.

Un paisaje de fondo a más de doscientos kilómetros por hora

¿Recuerdan ‘Los odiosos ocho’ (Quentin Tarantino, 2015)? Sí, verdad. Pues ahora sustituyan la desvencijada posada en mitad de la nada por un moderno tren bala que salta de urbe en urbe, y el gélido paisaje nevado por un no menos frío Japón pasando ante nuestros ojos a más de doscientos kilómetros por hora, y ya tienen ‘Bullet train’.

No es menos cierto que otras obras del genio de Knoxville, como ‘Reservoir dogs’ (1992), pueden venir a la mente viendo este último trabajo de David Leitch. Aunque más allá de las profesiones de sus protagonistas y de los acontecimientos que los rodean, pocas comparaciones más se deberían sacar respecto al cine de Quentin. Pero bueno, nunca está de más poner cierto contexto.

‘Bullet train’: El andén del sicario

Carver, un despiadado asesino a sueldo, es tanteado para llevar a cabo una misión a bordo del tren bala que viaja de Tokyo a Kyoto. Pero por diferentes motivos, que para nada vienen al caso, la tarea acaba recayendo en un sustituto de última hora al que conoceremos bajo el nombre en clave de Mariquita.

El tipo en cuestión parece salir completamente renovado, a nivel mental y hasta espiritual, de una especie de terapia. Algo que quizás el Ryan Gosling de ‘El agente invisible’ (Anthony & Joe Russo, 2022) hubiese necesitado, ahorrándonos males mayores.

Ahí que se monta nuestro protagonista en el tren, con un aparentemente sencillo objetivo: sustraer un maletín. Dicho objeto reside en las manos de Limón y Mandarina. También asesinos a sueldo, además de hermanos, que a su vez tienen la misión de proteger y entregar, sano y salvo, tanto el maletín como al primogénito de un líder mafioso local apodado como la Peste Blanca. Al muchacho en cuestión pretende darle caza una jovenzuela apodada como El Príncipe, que por descontado también tiene billete para un vehículo que ya empieza a parecer el camarote de los hermanos Marx.

Por si esto les parece baladí, súmenle: una experta en venenos a la que conoceremos como El Avispón, un padre que busca venganza por el casi fatal accidente de su hijo, y un matón mexicano llamado el Lobo que también busca ese maldito objeto del deseo que es el ojo por ojo.

En fin, yo que ustedes cambiaria de andén.

David Leitch: en sus trece.

Así comienza ‘Bullet train’. Un entretenido pasatiempo encabezado, además de por el ya mencionado Brad Pitt, por: Aaron Taylor-Johnsson, Brian Tyree Henry, Logan Lerman, Michael Shannon, Joey King, Zazzie Beetz, Bad Bunny, Hiroyuki Sanada y Sandra Bullock, entre otras sorpresas más.

Tras ‘Deadpool 2’ (2018) y ‘Fast & Furious: Hobbs & Shaw’ (2019), el realizador David Leitch prosigue recorriendo la senda del cine de acción más desenfadado con ‘Bullet train’. Y vistos los buenos resultados de taquilla obtenidos con las anteriores, si la suerte también le sonríe con esta, queda patente que nada ni nadie le va a sacar de dicha senda. Aunque sí es cierto que en sus anteriores trabajos llevaba el colchón de una potente marca detrás, cosa que aquí se ausenta.

Y no solo los sellos comedia y acción forman ya parte, casi como grabados a fuego, de la identidad de Leitch. Lo aparatoso y salvaje, uniendo por supuesto los anteriores conceptos, también se erigen como parte fundamental de su huella dactilar. Y aun siendo ‘Bullet train’ la cinta en la que más maniatado está el realizador de Wisconsin, fruto de encerrar todos sus posibles aspavientos a las limitaciones que genera que prácticamente toda la trama se desarrolle en un espacio tan limitado como es el de un tren, este no defrauda. Aquí todo sigue resultando excesivo para bien, siempre y cuando compres desde el principio dichas cualidades. Apoyado todo ello además en un reparto que se entrega en cuerpo y alma a la broma desde el minuto uno.

Un tren con demasiados vagones

Dentro de lo efectiva que es ‘Bullet train’, no pienso negar que es un tren al que, algunos vagones menos, no le habrían venido nada mal. En cristiano: creo que la duración de más de dos horas le queda algo grande.

Su condición de blockbuster incita a una gran duración, eso lo reconozco. Pero aquí en particular, en no pocas ocasiones estirar el chicle viene justificado, únicamente, por la escalonada y progresiva aparición en pantalla de esas rutilantes estrellas que no salen al terreno de juego para cinco minutos de partido. Y pienso por ejemplo en el personaje de Michael Shannon. Es una suerte que no hubiese por encima de él, argumentalmente hablando, otro actor de renombre. De ser así nos hubiéramos tenido que tragar dos horas y media de metraje sin rechistar. Eso por ejemplo, con Zazzie Beetz, no sucede. Quedando patente que aún le queda mucho hoyo por cavar en Hollywood.

Porque luego, a nivel de trama, ‘Bullet train’ es lo que es. Un pasarratos que, inesperadamente, acaba funcionando casi a modo de leve whodunit. Pero al no ser, por los intereses de David Leitch, de esas propuestas que invitan al espectador a desenmarañar la madeja de lana, pues el film termina resintiéndose ante una duración que acaba resultando hiperbólica.

Nuestra valoración:

Nota Rock and Films

Tráiler de ‘Bullet train’

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