En ‘Aves de presa (y la fantabulosa emancipación de Harley Quinn)’ presenciamos, como ella misma vaticina al inicio del film, una emancipación. La de Harley Quinn del Joker y del grupito que montaron en la nefasta ‘Escuadrón Suicida’ (David Ayer, 2016). Emancipación que acaba, por desgracia, como una gran mayoría de las emancipaciones iniciadas en este convulso siglo de crisis económica. Con la susodicha teniendo que volver a casa de los padres con el mazo entre las piernas.
Terreno baldío para James Gunn
Tras ver ‘Escuadrón Suicida’ me consolé de tamaño despropósito con la firme creencia de que había potencial para más en aquella historia de antihéroes. Ahora, tras visionar ‘Aves de presa (y la fantabulosa emancipación de Harley Quinn)’, me sorprendo volviendo a caer en el mismo y trillado argumento, hay potencial para más. Razonamiento que empieza ya a tener poco de sólido argumento y mucho de cuento chino o leyenda urbana. Igual el problema no lo tienen las películas en sí mismas, sino que lo tengo yo esperando algo que quizás solo habita en mi fantabulosa mente.
Dicho lo anterior, y sin haber entrado aún en materia sobre este spin-off dirigido por Cathy Yan, una idea surge en mí. Tanto ‘Escuadrón Suicida’ como la que hoy nos ocupa, ‘Aves de presa (y la fantabulosa emancipación de Harley Quinn)’, solo han logrado una cosa: dejarle el terreno completamente baldío al bueno de James Gunn y su próxima ‘Escuadrón Suicida’, programada para 2021. Ya van dos veces que el dúo DC/Warner destroza mis elevadas expectativas, y ya aviso que no habrá una tercera. No la habrá porque, a partir de ahora, las altas expectativas se quedan en casa.
Bocadillo con diamantes
‘Escuadrón Suicida’ fue un burdo rescoldo del éxito de ‘Guardianes de la galaxia’ (James Gunn, 2014), y siguiendo esa linea ‘Aves de presa (y la fantabulosa emancipación de Harley Quinn)’ se convierte en un no menos tosco rescoldo de otro éxito marvelita, ‘Deadpool’ (Tim Miller, 2016). DC/Warner, olvidando que ya encontraron su Deadpool en la estupenda ´¡Shazam!´ (David F. Sandberg, 2019), convierten a Harley Quinn en su mercenario bocazas particular, pero el asunto no termina de resultar.
Harley Quinn ha roto con el Joker, la pareja más excesiva de Gotham City es ya historia. Ahora Harleen Quinzel vuela libre, cual pajarillo. Entre peripecia y peripecia la chica acaba viéndose en mitad de una disputa por un diamante entre la tenaz inspectora de policía Renee Montoya y el desequilibrado mafioso local Roman Sionis. Tela de araña a modo de endeble thriller teñido de comedia forzada que, fortuitamente, atrapará a otros moscarrones de Gotham como Dinah Lance, una empleada de Sionis, o Helena Bertinelli, una justiciera que busca venganza por el asesinato de sus padres. Que mala ciudad Gotham para ser progenitor, dicho quede.
Así desarrolla la realizadora china Cathy Yan ‘Aves de presa (y la fantabulosa emancipación de Harley Quinn)’, su segundo largometraje. Cinta que acusa una notable carencia de ambición, más allá de la fachada. La película parece que ha salido adelante más fruto de la inercia del fracaso de ‘Escuadrón Suicida’ que de otra cosa, y se nota.
Mareando la perdiz
Argumentalmente ‘Aves de presa (y la fantabulosa emancipación de Harley Quinn)’ posee una paupérrima trama que convierte en masterpieces todos aquellos actioners de Steven Seagal y compañía de los noventa. La mísera disputa por un diamante entre planos personajes se convierte en imprevisible eje para una película que debiera haber aspirado a mucho más que marear la perdiz durante casi dos horas.
Cathy Yan se dedica a avanzar y a retroceder, y a volver a avanzar y a volver a retroceder, y así mil veces sobre ese insignificante hecho, cual inspector buscando pruebas en un soporífero vídeo policial. Pero el problema es que, al poco de empezar, hasta el espectador menos avispado podrá darse cuenta de hacia dónde nos lleva la vereda, cosa que puede convertir el proceso en algo tremendamente inapetente y hasta tortuoso.
Juro que al salir de la proyección pensé que la película había durado más de dos horas, ese es el incómodo retrogusto que logra Cathy Yan con ese desarrollo narrativo.
La fachada
Para contrarrestar esa flojera argumenal y esa monotonía narrativa tenemos lo que antes he denominado como fachada. Osease: una protagonista carismática e imprevisible, esa mala baba poco presente en el cine de superhéroes, unas escenas de acción muy a lo ‘John Wick’ comandadas por el propio Chad Stahelski, o un diseño de producción que alterna escenarios realistas con fantasiosos pasajes totalmente croma a lo Zack Snyder mediante los que brilla mucho la fotografía de Matthew Libatique.
Pero todo ello al final es mera fachada que no debe empañar lo vacía que está por dentro ‘Aves de presa (y la fantabulosa emancipación de Harley Quinn)’.
Empacho de Harley Quinn
He dejado mi repentina fobia a Harley Quinn para el final. ¿Solo a mi me ha resultado una pelmaza de cuidado?… Y no solo ya eso, es que además no me ha hecho ni pizca de gracia. De hecho, las pocas veces que hubo un atisbo de sonrisa en mi rostro durante ‘Aves de presa (y la fantabulosa emancipación de Harley Quinn)’ fue con otros personajes y no con la endiosada Harley Quinn.
Queda muy patente que este spin-off ha surgido como vehículo para liberar definitivamente a esa delirante Harley Quinn, Margot Robbie mediante, que tanto nos encandiló, a mí el primero, en ‘Escuadrón Suicida’. Pero en la obra de David Ayer, además de por su inequívoco carisma, quizás parte del éxito llegó también fruto de no ser protagonista absoluta de la función. Lo poco gusta, pero lo mucho cansa; y aquí la ex del Joker puede llegar a empachar derivando en pesadez de estómago.
Huyendo de los superhéroes
Otro lastre de ‘Aves de presa (y la fantabulosa emancipación de Harley Quinn)’ es el ser un film de superhéroes que, extrañamente, rehúye de la idiosincrasia de los superhéroes. De todas las protagonistas de la película, solo una posee superpoderes, y no los usa prácticamente en ningún momento.
Uno de los puntos fuertes de ‘Escuadrón Suicida’ eran precisamente los personajes y el misticismo imperante en ellos, superpoderes incluidos. Las protagonistas escogidas para este spin-off de Cathy Yan no me han atraído en absoluto, creo que han escogido como alineación inicial para este (quien sabe si efímero) supergrupo, a las heroínas/villanas de DC más sosas.
Decir que Shazam es una buena película. Hacer dudar de su credibilidad. Amen de que acertó de este engendro de película.
Aquí somos muy de ‘¡Shazam!’. Aunque comprensión total con quien se posicione en contra de ella, entendemos que no todo el mundo conectará tan fácilmente con su tono como sí conectamos nosotros.