Tras el éxito de la primera temporada de «True Detective», que marcó un antes y un después en la producción de contenidos para televisión, han aflorado miniseries en las diferentes plataformas de pago buscando un nuevo formato en el que encontrar la atención de un público cada vez más exigente. Una de las más recientes es ‘Nox’.
Idea original de Fred Cavayé
Fred Cavayé es el creador de esta serie de seis capítulos, precediéndole un historial que le acredita como creador de thrillers de aseada factura, pese a no contar con una producción caracterizada por su opulencia.
Tengo grato recuerdo de su ópera prima, ‘Cruzando el límite’, en la que un marido no acepta la injusta condena de su esposa, haciendo todo lo posible por revertir la penosa situación en la que el porvenir les ha ubicado. Posteriormente, Hollywood propondría un innecesario remake, con Russell Crowe intentando sostener una función que se desvanece por sí misma.
Policíaco lineal y previsible
‘Nox’ narra la desaparición y posterior búsqueda de Julie, policía parisina a la que se le pierde la pista en el subsuelo, bajo una alcantarilla, mientras formaba parte de un operativo. Los protagonistas de las indagaciones son su compañero y su madre, ambos con relaciones complejas y no siempre fáciles hacia la ausente, pero con el compromiso como principal guía de sus actos. Ante la posible implicación de otros agentes en su volatilización, emprenderán unas pesquisas paralelas, que no redundan en favor de la verosimilitud de la narración.
La serie va de más a menos prometiendo en principio lo que finalmente no es capaz de aportar. Hacia su ecuador, del guión se apodera la misma oscuridad que acompaña buena parte de los escenarios en que discurre la trama, con una sucesión de ovbiedades a la cual más manida.
Corrupción policial y depravaciones varias afloran en una orquesta mal avenida con sus sustos y golpes de efecto finales, propios de esos telefilmes de sobremesa que ayudan a pasar la tarde del domingo entre cabezadas.