Una isla remota en la que suceden cosas extrañas y unos lugareños se mueven al ritmo marcado por rituales sectarios. Esta es la premisa de la que parte ‘El tercer día’, miniserie de seis episodios producida por HBO. En efecto a Jude Low le ocurren toda una serie de vicisitudes en un islote frente a las costas del Reino Unido que periódicamente queda incomunicado por la subida de la marea. Aterriza en aquel lugar tras salvar a una adolescente que intentaba suicidarse mediante ahorcamiento en una zona boscosa. Al protagonista le va a resultar difícil volver al continente.
Probablemente ninguna propuesta ha explotado lo insólito de un enclave apartado como la serie de culto ‘Perdidos’, que creara entre otros J.J Abrams. La incertidumbre se abría paso capítulo tras capítulo para deleite de sus seguidores. ‘El tercer día’ arranca bajo unas hipótesis tan simples como misteriosas. Sin embargo, conforme avanza la trama, el suspense se va disolviendo como un azucarillo, pese a un guion que desmenuza sus secretos con tacañería.
‘El tercer día’ hace gala de un reparto con caché
Los inevitables giros argumentales presentan pocas sorpresas y un espectador avezado anda por delante de las mismas sin demasiado esfuerzo. La dirigen conjuntamente Marc Munden y Philippa Lowthorpe, el primero de los cuáles acaba de presentar en España una nueva adaptación de la novela de Frances Hodgson Burnett, ‘El jardín secreto’. Lo más interesante de la serie es su apuesta visual y sensorial.
Los directores roban oxígeno en secuencias donde se impone el sofoco y una lograda sensación claustrofóbica, pese a encontrarse los actores a cielo abierto. El retrato de personajes busca con determinación lo estrafalario. Es la consecuencia lógica de un argumento que exhibe formas de vida alternativas. La de una comuna con jerarquías piramidales y creencias que coquetean con el ocultismo y lo esotérico. El resultado es un thriller psicológico algo desigual, que sigo siempre desde fuera, sin implicarme en la historia.
Pronto la olvidaré.
Nuestra valoración