‘Rambo: Acorralado’, contigo empezó todo

El próximo 22 de octubre se cumplirán 37 años del estreno de ‘Rambo: Acorralado’, y el 27 de septiembre llega a las carteleras españolas ‘Rambo: Last Blood’, quinta y quien sabe si última entrega del héroe ochentero.

A partir de ahí, dos cosas están claras. Primero, alguien merece un evidente despido por no haber cuadrado más las fechas, pudiéndolo haber hecho. Y segundo, aquel mítico film de 1982 que este pasado viernes 13 se reestreno en algunas salas de nuestro país merece su justo homenaje.

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El método actioner, mi guardería particular

El cine de acción es uno de los géneros que cimentó mi cinefilia, propiciado por un principal motivo: era un tipo de cine del agrado del público medio y por ello fácil de pasar por televisión día sí y día también. Chuck Norris, Jean Claude Van Damme, Steven Seagal, Bruce Willis, Dolph Lundgren… En fin, podría decirse que mi infancia y juventud se desarrolló marcada a fuego por el método actioner. Meto-dos patadas giratorias por aquí y meto-dos puñetazos por allá. Perdón por el chiste. Más marcada incluso que por el cine terror, ese que ahora es mi género predilecto. Supongo que en aquel entonces tenía más fácil acceso al cine de acción, derivado de que mis padres fuesen también devotos del asunto.

De todos los actioners que me comí, ‘Rambo: Acorralado’ es uno de los que más me marcaron, y con el tiempo he comprobado que de los mejores. El film que definió toda una era del cine de acción. Las secuelas de la guerra, el miedo al extranjero y el vicio del que gobierna, un imperecedero discurso aún hoy de rabiosa actualidad, explotado en un efectivo y carismático survival extremo de clara herencia western absolutamente atemporal. Todo con un Sylvester Stallone pariendo a un mito.

Rambo: Acorralado

El origen del mito

En 1972, diez años antes del estreno de ‘Rambo: Acorralado’, David Morrell debutaba en la literatura con la novela homónima que daría pie al film de Ted Kotcheff. El libro estaba inspirado en las experiencias de los propios alumnos de Morrell en Vietnam, y posee un final algo diferente al de la película.

A esa sólida y jugosa base se le unió el carisma de un Stallone en auge por aquel entonces tras el fenómeno ‘Rocky’ (John G. Avildsen, 1976). En 1982, año del estreno de ‘Rambo: Acorralado’, Sly estrenaría también la tercera entrega del púgil. Rocky Balboa y John Rambo, los dos grandes alter egos del actor.

Los precedentes

Desde mi punto de vista, el gran precedente en el que se sustenta ‘Rambo: Acorralado’ no hay que buscarlo en el cine, sino más bien en la televisión. Una serie cimenta la cinta de Ted Kotcheff, y no es otra que ‘El fugitivo’ (1963). Y es que esta película no deja de ser la versión rural y sin sutilezas de aquella.

Otro referente de ‘Rambo: Acorralado’, reconocido por el propio Stallone, es el mito de Frankenstein. Es imposible no ver un juego de espejos entre nuestro John Rambo y aquel monstruo de Frankenstein, al igual que las hay entre el coronel Sam Trautman y el Dr. Frankenstein. Otro asidero que refuerza la obra de Kotcheff.

Que comience la caza

Sobre esos dos pilares sustenta el realizador canadiense ‘Rambo: Acorralado’, la historia de ese veterano de la guerra de Vietnam, condecorado con una medalla de honor por sus servicios, que vuelve de un infierno para meterse en otro. Fruto de una sociedad que olvida y regurgita con gran facilidad, aventurando quizás el infausto sino del siglo XXI. El bueno de Rambo vagabundea de un sitio a otro por una Norteamérica paleta, vaticinando la era Donald Trump casi cuarenta años antes de que se produjera, tras descubrir que su último amigo en el frente murió hace un año de cáncer. Su periplo le lleva al pequeño pueblo de Hope, en el que se las verá con el implacable Sheriff Will Teasle.

Así comienza un genial e imperecedero survival teñido de cine de aventuras. Seria de hipócritas no reconocer que sin ‘Rambo: Acorralado’ no tendríamos muchos clásicos actioner posteriores. ‘Depredador’ (John McTiernan, 1987), incluyendo el factor sci-fi; ‘La jungla de cristal’ (John McTiernan, 1988), con dosis de comedia negra; dos films mediante los que McTiernan demostró ser alumno aventajado de Kotcheff. Y si nos vamos a la actualidad encontramos varias sagas. La más reciente la ‘John Wick’ (Chad Stahelski & David Leitch, 2014) de Keanu Reeves, siendo la versión urbanita y estilizada de ‘Rambo: Acorralado’. Pero tenemos a Liam Neeson y su ‘Venganza’ (Pierre Morel, 2008), o a Gerard Butler y su ‘Objetivo: la Casa Blanca’ (Antoine Fuqua, 2013).

Y sólo he citado obras imperecederas. Si nos quitamos los prismáticos y nos refugiamos en la serie B, por ejemplo, salen un millón más. Media filmografía de Chuck Norris, sin ir más lejos. Para el recuerdo el estupendo homenaje que le brindó el propio Sylvester Stallone en ‘Los mercenarios 2’ (Simon West, 2012). A él y a todos los lobos solitarios a lo John Rambo que gracias a ‘Rambo: Acorralado’ se convirtieron en modelo para actioners venideros.

El mejor personaje de Sly

Antes igual he pasado muy de refilón por lo que significa John Rambo y la magnífica interpretación que obró Stallone. En ‘Rambo: Acorralado’ este genera pena y miedo a la vez, demostrando que para nada es mal actor. Y todo ello en un papel tremendamente físico, con escenas imborrables como la del precipicio montañoso, el creepy periplo por las cuevas, o ese tercer acto al más puro estilo ‘Asalto a la comisaria del distrito 13’ (John Carpenter, 1976).

‘Rambo: Acorralado’ está llena de momentazos pirotécnicos, pero también hay hueco para las batallas actorales. La del tercer acto entre Sylvester Stallone y Richard Crenna, previa al mítico e impactante speech final de Rambo, es para enmarcar. La rabia de Johnny solidificando en algo más que balas.

Rambo: Acorralado

 

La gente siempre destaca a Rocky Balboa como el personaje top de Sylvester Stallone, pero creo que John Rambo le da mil vueltas. Un Stallone que no fue el primer candidato para interpretar a John Rambo en ‘Rambo: Acorralado’, aunque casi cuatro décadas más tarde su nombre vaya ineludiblemente ligado al del héroe. Robert de Niro, Nick Nolte, Michael Douglas, John Travolta o Al Pacino estuvieron en la terna.

Las secuelas, microcosmos aparte

En definitiva, soy un devoto absoluto de ‘Rambo: Acorralado’, como si no hubiera quedado claro, y bien estaría reconocer sus méritos, cosa que no se hizo en su estreno. Pero en fin, ¿a qué gran obra maestra del séptimo arte le ha pasado eso?…

Más adelante vendrían tres secuelas más, que nunca alcanzaron el nivel de la original. Aunque, en mayor o menor medida, funcionan como guilty pleasures para el devoto del cine de acción en su más pura esencia.

‘Rambo: Acorralado, parte II’ (George P. Cosmatos, 1985); lógica secuela, visto el éxito de aquella, muy inferior a su predecesora en aspiraciones, pero totalmente consecuente con el discurso defendido en la de 1982. Y muy disfrutable.

‘Rambo III’ (Peter MacDonald, 1988); el punto más bajo dentro de la saga del veterano de Vietnam reconvertido a héroe sin capa. Un John Rambo bajo mínimos y ya totalmente plano se entrega sin mostrar oposición a un nuevo recital de lobo solitario, pero esta vez, no sólo ya sin fondo, sino también despojado de encanto, carisma o disfrute.

John Rambo

 

‘John Rambo’ (Sylvester Stallone, 2008); versión rabiosa, bruta, sucia y sin florituras de ‘Rambo: Acorralado, parte II’ (George P. Cosmatos, 1985) la que obra el propio Sylvester Stallone en este cuarto episodio, para entregar el que es clara medalla de plata de la saga. Un John Rambo más en su salsa que nunca, muy reivindicativo y bajando al barro, es un placer que hacía mucho no veíamos.

Ahora sólo queda esperar para ver qué nos depara ‘Rambo: Last Blood’. Aquí su trailer.

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