‘Svaha: The Sixth Finger’ es una nueva producción de Netflix, que vuelve a apostar por el cine coreano. En su extenso catálogo de películas, cuenta con un buen número de títulos en representación de un cine que va ganando de manera imparable presencia y reconocimiento internacional. La cinta, que supone la ópera prima de Jae-hyun Jang, se adentra en el oscuro mundo de aquellas sectas y facciones religiosas, que esconden tras la rigidez de sus preceptos la capacidad de destruir al individuo.
Historias que convergen en un trhiller fantástico
‘Svaha: The Sixth Finger’ plantea tres hilos argumentales que corren en paralelo, para acabar confluyendo en una historia con un desenlace algo delirante. Una familia que mantiene a una niña nacida con graves malformaciones bajo el umbral del estricto confinamiento. Un pastor protestante que dedica su tiempo a la investigación de grupúsculos y sectas, aflorando sus engaños y contradicciones. No faltan los crímenes, para conformar el nudo gordiano de este thriller psicológico, que coquetea con lo fantástico.
La cinta bucea en los interiores del budismo, con sus leyendas, creencias y representaciones místicas, que forman parte sustantiva de la idiosincrasia oriental. Y han dado forma a unos usos y costumbres cuanto menos llamativos para la mentalidad occidental. En esa exposición de ideas, echo en falta la mano del director, ante la ausencia de elementos pedagógicos que puedan dirigir el relato a un público más amplio, sin suponer ese ejercicio una pérdida o menoscabo de la personalidad e identidad de la obra.
El desenlace me deja algo frío
Las andanzas de los personajes me mantiene atento a lo que sucede. Más por ver cómo logra el autor cuadrar la empresa, que por un interés sobrevenido. Reconociendo la capacidad de mantener el suspense, las dos horas de metraje de ‘Svaha: The Sixth Fingerse’, me acaban atragantando, sobre todo al contemplar un final con el que no puedo dejar de interrogarme: ¿y todo esto para qué?