En ‘Rambo: Last blood’ el bueno de John Rambo se disfraza de una especie de Liam Neeson gafado y errante para convertir a su alumno Neeson en un meapilas. Lo estereotipado de la trama le juega algo en contra al film, y cierta impersonalidad en la dirección de Adrian Grünberg, pero a pesar de ello se disfruta esta quinta entrega de la saga. Episodio que nunca podrá aspirar a formar parte de lo mejor de la franquicia.
Sucumbiendo ante el alumno aventajado
En 1982 la ‘Rambo: Acorralado’ de Ted Kotcheff refundó el modelo “lobo solitario”. En 2008 la ‘Venganza’ de Pierre Morel aportó una carismática ramificación paternofilial a dicho modelo. Ahora la ‘Rambo: Last blood’ de Adrian Grünberg retuerce la rueda versionando la versión. El maestro Stallone, bien por cobardía o por gratitud, sucumbe ante el alumno aventajado Neeson.
Al término de la excelente ‘John Rambo’ (Sylvester Stallone, 2008) veíamos cómo el personaje llegaba al rancho familiar; quizás con la intención, al fin, de echar raíces. Y así ha sido. Ahí lleva la última década, intentando, sin éxito, sofocar ese infierno interior que siempre le acompaña. Durante ese tiempo se ha convertido casi en padre de Gabriela, la hija de la mujer que cuida el rancho, ambas de ascendencia mexicana. Pero un temeroso viaje de esta a México en busca de su padre biológico, está a punto de reavivar la infernal llama interior de Johnny.
Esa sinopsis, evocando sin reparos a la cinta que transformó en actioner a Liam Neeson, claramente influenciada a su vez por ‘Rambo: Acorralado’, enfanga bastante esta vereda montañosa llamada ‘Rambo: Last blood’. Caer en eso que, a día de hoy, ya casi se ha convertido en caricatura, se revela como evitable vicio.
Puro John Rambo
A pesar de lo manoseado de esa trama paternofilial que usa como base ‘Rambo: Last blood’, la cinta sigue siendo puro John Rambo. Un disfrute para el devoto, vamos.
En lo que a salvajismo se refiere, con la marcha de Stallone en labores de dirección, ‘Rambo: Last blood’ vuelve, en parte, a la senda de la trilogía original. Esta quinta entrega no es la carnicería 24 horas que fue ‘John Rambo’, es más bien un supermercado de barrio que sólo se transforma en carnicería en momentos puntuales. ¡Pero qué momentos! John Rambo poseído por el sádico espíritu de la mejor ‘Juego de tronos’.
Dejando al margen ‘Rambo: Acorralado’, esta saga nunca se ha caracterizado por incluir villanos demasiado visibles. Algo que siempre me ha parecido un claro defecto. Por contra, y rompiendo con lo establecido, ‘Rambo: Last blood’ encuentra en los hermanos Martínez de Sergio Peris-Mencheta y Óscar Jaenada unos villanos más remarcables. Vale que son un cliché fácil y personajes de trazo muy grueso, pero encontrar unos antagonistas a los que poder agarrarse ya me parece un avance.
Otra cosa por la que nunca se ha caracterizado esta saga es por perder el tiempo en los laureles con subtramas estériles. La franquicia del veterano de Vietnam nunca había sido dada a ese tipo de excesos, siendo más de ir a piñón fijo. Por contra ‘Rambo: Last blood’ decide tomar ese peligroso desvió con la subtrama de la periodista Paz Vega, un personaje claramente dejado de la mano de dios que afea ligeramente el producto.
¿Fin del trayecto?…
‘Rambo: Last blood’ posee ese inconfundible, y doloroso, aroma a fin del trayecto. La película deja ese amargo poso a punto y final por parte de Sylvester Stallone a uno de sus personajes más míticos.
Bajo mi punto de vista ‘Rambo: Last blood’ no está a la altura como broche final, y ese es el principal argumento que esgrimo a la hora de asegurar que esta quinta entrega no será un broche final. ¡No puede ser un broche final!
Me a gustado mucho es lo que esperaba y la interpretación de los actores españoles es excelente . Paz Vega esta sensacional .
Los tres actores españoles dejan el pabellón muy alto, totalmente de acuerdo contigo. 😉
Espero que te gustase también el reportaje que le dedicamos por aquí a ´Rambo: Acorralado´.