Tras poner patas arriba, literalmente, la galaxia más lejana e ilustre del séptimo arte en ‘Star Wars VIII (Los últimos Jedi)’ (2017), el perspicaz Rian Johnson opta por retornar a nuestro planeta para dedicarse a menesteres más terrenales, pero no por ello menos fabulosos. El cineasta de Maryland arma en ‘Puñales por la espalda’ su personalísismo y genial Cluedo, quedándole el mejor pasatiempo de este 2019.
El mejor pasatiempo del 2019
Siendo una evidencia tan clara e irrebatible, tanto que hasta el no verla avergonzaría al mismísimo Benoit Blanc, ¿por qué aún nadie ha dicho que ‘Puñales por la espalda’ es la ‘Malos tiempos en El Royale’ (Drew Goddard, 2018) de este 2019?… Esperabais a que lo dijera yo, ¿verdad?… Gracias amable público.
Bueno, en verdad hay dos diferencias bien significativas entre esta película de Rian Johnson y aquella de Drew Goddard. Dos disimilitudes que, inesperadamente, se erigen en favor de ‘Puñales por la espalda’. Veinte minutos de metraje y la suerte. Pero por lo demás son dos estupendos cantos a la libertad creativa total y absoluta, que acaban tornando en gozosos pasatiempos de altura, con la intriga como piscina de bolas.
Lupa en ristre
La familia Thrombey se reúne en la mansión familiar para celebrar el 85 cumpleaños de su patriarca, Harlan Thrombey. Pero la celebración no acaba todo lo bien que hubieran deseado. A las rencillas familiares hay que sumarle un hecho inesperado, entrada la madrugada, Harlan es hallado muerto. Poco después alguien, de manera anónima, contrata al detective privado Benoit Blanc para resolver el crimen, dando comienzo ‘Puñales por la espalda’.
Rian Johnson, además de un cachondo al que le va la marcha, es un genio. Una de mis mayores reticencias respecto a ‘Puñales por la espalda’ era, no solo ya el cómo sortearía el realizador de Maryland todos los estereotipos entorno a este tipo de procedimentales detectivescos, sino el si sería capaz de hacerlo. Y me alegra comprobar que Don Rian Johnson me ha tapado la boca.
En este tipo de historias: si el asesino es el mayordomo, cliché; si es fulanito o menganito, cliché; si es el detective, cliché; y por supuesto que si el muerto no está muerto, más cliché aún. Pero Rian Johnson es capaz, lupa en ristre, de salvar todos los charcos.
Mil aplausos y nuestra veneración incondicional, si no la tenía ya, para un tipo capaz de huir de esa manera del cliché en una trama carne de clichés.
Asimismo he de admitir que de esa incómoda sensación de dar vueltas continuas entorno a una misma rotonda el director no ha logrado huir tan bien. No pienso negar que hay ciertos tramos de ‘Puñales por la espalda’ que pueden llegar a hacerse algo repetitivos, fomentado por esa filia de Rian Johnson por recrearse.
Las fichas son la clave
Que duda cabe que un gran aliciente, por no decir el gran aliciente, de ‘Puñales por la espalda’, más allá del propio Rian Johnson, es su potente reparto. Potente y acertado.
Amando desde Quintanar me recuerda, a voz en grito, que ‘Malos tiempos en El Royale’ también tenía repartazo, pero no le sirvió de nada. El costalazo en taquilla se oyó hasta en Plutón. Y es por eso, querido Amando, que mencionaba en un párrafo anterior lo de la suerte. Esta se alía con quien le apetece, y ha decidido que prefería como pareja de baile a Johnson antes que a Goddard.
De todos ellos es indudable que Ana de Armas se convierte en la gran sorpresa. Pieza clave en este puzle de Rian Johnson, que al final acaba rindiendo al nivel de Daniel Craig, Chris Evans, Jamie Lee Curtis y hasta el mismísimo Christopher Plummer.
Sin colorantes ni conservantes
‘Puñales por la espalda’ no es una película que viva en exceso de lo visual. Más allá de su cuidado diseño de producción, no es un producto de grandes alardes visuales. Eso sí, Rian Johnson dirige muy bien, lo tiene todo muy controlado y se nota. Siendo capaz el de Maryland hasta de crear una gustosa atmósfera en varios momentos de la obra en torno a este enigma digno de un episodio de ‘El Mentalista’.