¡Abróchense los cinturones! Tras su paso por el festival de Toronto, alzándose con el premio del público en la sección Midnight Madness, Filmin y Movistar+ traen a nuestras vidas ‘Pasajero oculto’. Ópera prima de la realizadora Roseanne Liang, a modo de desvergonzada aventurilla pulp bélica con aroma a monster movie de serie B. Un gustoso, aunque algo irregular batiburrillo de géneros, de poderoso influjo feminista además, que el pasado 5 de marzo estrenaron las plataformas antes citadas.
Un film, éste ‘Pasajero oculto’, que inevitablemente ve por el parabrisas tanto a ‘Alien, el octavo pasajero’ (Ridley Scott, 1979) como a la no muy lejana ‘Overlord’ (Julius Avery, 2018). Obra que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, aprovecho para recomendar enérgicamente.
Las turbulencias serán el menor de los males
La oficial de vuelo Maude Garrett llega apresurada y envuelta en sombras a un aeródromo neozelandés. Estamos en plena Segunda Guerra Mundial, más concretamente en el año 1943, y esta porta consigo un misterioso paquete con ínfulas de macguffin catalogado como ultrasecreto. Las órdenes que lleva consigo nuestra protagonista son las de subir a un bombardero B-17 que está a punto de despegar con destino a Samoa.
Una vez dentro, y habiéndose ganado bien pronto las iras de una tripulación exclusivamente masculina y del todo escéptica ante la misión de Maude Garrett, varios problemas empiezan a sucederse cual fichas de dominó cayendo. Al tiempo que una emboscada de tropas japonesas se cierne sobre el avión, un extraño y agresivo ser ataca de manera pesadillesca la nave.
Con esos evocadores mimbres empieza y se desarrolla ‘Pasajero oculto’. Una película bastante inesperada y muy disfrutona que, aun así, me ha seducido menos de lo que hubiera querido y deseado que me sedujera . La gran pregunta que aquí y ahora lanzo al respetable, esperando que alguien le de respuesta, refleja gran parte de mi malestar con la cinta. ¿Qué diantres quiso hacer Roseanne Liang durante el segundo acto del film?…
Tributo a las mujeres piloto de la guerra
‘Pasajero oculto’ empieza de vicio. Un animado spot, a modo de presagio, en el que se nos alerta sobre no achacar a los Gremlins los errores humanos producidos en un avión en época de guerra, da paso a la misteriosa e intrigante presentación de la heroína del relato. Papel armado con vigor por una estupenda Chloë Grace Moretz.
Y es que reseñable es la leyenda que circuló durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial que afirmaba de la existencia de diminutos seres, por el interior de las naves de combate, destrozando su engranaje interno. Cosa de la que Roseanne Liang se apropia, reescribiendo un guion original del defenestrado Max Landis. La realizadora enlaza en ‘Pasajero oculto’ ese mito con el hecho de que, el primer registro impreso de un Gremlin, date de un libro precisamente escrito por una mujer. La piloto británica Pauline Gower en 1938. El círculo se cierra de manera inteligente en una cinta que es un velado homenaje a todas las mujeres piloto de la guerra.
Una negra tormenta llamada segundo acto
Pero a partir de ahí penetramos en una negra tormenta llamada segundo acto. La cual desemboca en no pocas turbulencia para un vuelo hasta ese momento plácido.
Un extrañísimo, y del todo inoperante segundo tercio de metraje, nos recibe con los brazos abiertos. Este se orquesta a modo de thriller que entremezcla, sin mucho éxito, la agobiante claustrofobia de ‘Buried (Enterrado)’ (Rodrigo Cortés, 2010) con esa intriga minimalista y dialogada de ‘Locke’ (Steven Knight, 2013).
Maude Garrett es encerrada en la cabina de la ametralladora, puesto en la nave que le es asignado por sus compañeros. Unos tipos ante los que ésta únicamente se comunica a través de la radio, provocando un desconcertante tramo de película que hace que ‘Pasajero oculto’ penda del alambre.
Tú, como espectador, nunca llegas a familiarizarte con esos soldados al otro lado de la escotilla. Roseanne Liang no te da esa opción, lo que genera más paranoia y escepticismo en quien está al otro lado del televisor que en los propios soldados o en la protagonista. Todo eso hace que cualquier posible relación que pueda generarse entre ellos y Maude Garrett, cosa que sucede luego, suene a recurso facilón para compensar un mal ya irreparable.
El aterrizaje
Por fortuna, toda vez superada esa parte central de ‘Pasajero oculto’, nos hallamos a las postrimerías de un soberbio tercer acto que te hace reconciliarte con la obra. Con muy dignas soluciones visuales, además.
Chloë Grace Moretz se pone el traje de Wonder Woman, defendiéndolo casi con más vigor que Gal Gadot en la última aventura de la heroína de DC, y nada ni nadie puede permanecer impasible ante ello.
No solo los cazas nipones son objetivo de nuestra heroína sin capa ni mallas. El terrorífico Gremlin, una fantástica creación de la compañía de Peter Jackson Weta Workshop, también se convierte en centro de sus iras cuando cierto paquete penda sobre sus fauces. Una eclosión final de película que es puro empoderamiento femenino, con un plano casi final muy significativo.
Nuestra valoración