Crítica de ‘La maldición (The grudge)’ (2020)

‘La maldición (The grudge)’ acaba rebelándose como una tan correcta como inofensiva nueva revisión al mito de Toshio y Kayako Saeki cuyo mayor lastre es, precisamente ese, ser una nueva revisión. Cabe destacar que este film, al menos, sí podrá valer como puente para que las nuevas generaciones metan la cabeza de lleno en las obras originales de Takashi Shimizu. Aunque a este remake de Nicolas Pesce le falta mucho para ser esa cinta generacional que quizás si fue ‘El grito’ (Takashi Shimizu, 2004), primera versión norteamericana de lo creado por el cineasta japones.

Reviviendo la franquicia

Casi una década después del último acercamiento yankee a la creación del cineasta nipón Takashi Shimizu, hablamos de ‘El grito 3’ (Toby Wilkins, 2009), y dos después de la semilla de todo este universo, ‘Ju-on (La maldición)’ (Takashi Shimizu, 2000), Sam Raimi revive la franquicia que ya explotó en el pasado.

Un Sam Raimi que, últimamente, es poco menos que un seguro de vida en el ámbito de la producción. Éxitos de crítica y público como ‘Posesión infernal (Evil dead)’ (2013) y ‘No respires’ (2016), ambas del uruguayo Fede Álvarez,  o ‘Infierno bajo el agua’ (Alexandre Aja, 2019) lo atestiguan.

Y bajo esa aureola de santo se ha lanzado Raimi a resucitar los fantasmas de Toshio y Kayako Saeki. Aunque esta vez la suerte no le va a sonreír tanto.

La casa del terror

Esta vez en ‘La maldición (The grudge)’ la furia de Kayako Saeki contagia a varios personajes de una pequeña población norteamericana. La detective Muldoon, una novata investigadora que acaba de trasladarse a la localidad para empezar de cero, se erige en el centro de la diana. La aparición de un cadáver empezará a remover un pasado reciente repleto de crímenes sin resolver bajo el influjo de los Saeki y su casa del terror.

Así desarrolla Nicolas Pesce ‘La maldición (The grudge)’, un remake del todo conservador que le será mas efectivo al ajeno a las obras base de Takashi Shimizu que al conocedor de dicho material. Un conocedor que, al menos, echará el rato de manera funcional con una cinta que continuamente guiña el ojo a lo más icónico de los films de Shimizu.

 

El heroísmo, Trump y Lin Shaye

Como gran novedad en ‘La maldición (The grudge)’, respecto a las originales de Shimizu, cabe destacar ese inconfundible e inevitable espíritu de héroe norteamericano imbuido en su protagonista, el personaje de Andrea Riseborough. Un espíritu poco afín al relato base, el cual nunca hacía acto de presencia en ninguno de los personajes que aparecían en cualquiera de las cintas originales.

También se aprecia en ‘La maldición (The grudge)’ un claro mensaje demócrata anti Donald Trump y su agresiva política migratoria. Todos los matrimonios de la película son interraciales y se quieren de lo lindo. Buen dardo envenenado al cuadragésimo quinto presidente de los EEUU.

Hubiera sido un puntazo que esta ‘La maldición (The grudge)’ de Nicolas Pesce, en vez de adaptarse a una trama tipo de la saga, hubiese remakeado con conocimiento de fe ‘La maldición 2′ (Takashi Shimizu, 2003) con Lin Shaye poniéndose en la piel de esa «reina del terror» que protagonizaba aquel film y en la que realmente se ha convertido a día de hoy con pelotazos como la saga ‘Insidious’.

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