Es tan descorazonador como inaudito comprobar de qué manera Hollywood, por cada vez que le tumba a Guillermo del Toro su anhelada adaptación de «En las montañas de la locura», va y saca adelante varias versiones apócrifas y execrables de la obra cumbre de H.P. Lovecraft. Que con ello no digo que esta especie de En las montañas de King Kong llamada ‘Godzilla Vs. Kong’ sea execrable, no me entiendan mal. Pero versión apócrifa del texto del autor de Providence sí es este último asalto de Warner al MonsterVerse, ahora con Adam Wingard a los mandos. Un trabajo que el pasado 26 de marzo aterrizó en las salas españolas.
Vuelta al cine
En yankeelandia la película se ha estrenado al mismo tiempo en cines, aprovechando la primera reapertura seria que se produce en Norteamérica, y en HBO Max.
Una ‘Godzilla Vs. Kong’ a la que, el lucir palmito en streaming no le ha evitado convertirse en un éxito de taquilla, siendo la cinta más taquillera desde el comienzo de la pandemia. Y lo ha hecho con unas cifras que invitan al optimismo: 32 millones de dólares, contando solamente el fin de semana de su estreno. A día de hoy, y contando el mercado internacional, la cinta de Adam Wingard supera los 300 millones, adelantando por la izquierda en apenas tres semanas a ‘Tenet’ (Christopher Nolan, 2020).
Parece ser que sí hay ganas de volver a los cines.
Duelo de titanes | ‘Godzilla Vs. Kong’
‘Godzilla Vs. Kong’ se convierte en el cuarto capítulo del MonsterVerse que ha construido Warner sobre los kaijus clásicos. ‘Godzilla’ (Gareth Edwards, 2014) inició por todo lo alto un serial que continuó, con mayor o menor fama, en la notable ‘Kong (La isla Calavera)’ (Jordan Vogt-Roberts, 2017) y en la decepcionante ‘Godzilla, rey de los monstruos’ (Michael Dougherty, 2019).
Continuando con dichos sucesos, y aunque quedara demostrado en la última de las mencionadas que Godzilla es el rey de los kaijus, llamados aquí titanes, no todo el monte es orégano. Alguien de maneras simiescas y con querencia por enamorarse de rubias que viven en rascacielos de Nueva York no ha dicho aún su última palabra al respecto. Hablamos de King Kong, por descontado.
Ha pasado largo tiempo desde su última aparición. Ahora malvive, cual vulgar prisionero del tres al cuarto, encerrado en un inmenso recinto que simula ser su querida isla Calavera. Entretanto una organización llamada Apex Cybernetics, dirigida por el frío y calculador Walter Simmons, está preparando algo que tiene muy, pero que muy cabreado a Godzilla.
El tal Simmons busca llegar a la llamada Tierra Hueca. Una especie de microcosmos al estilo de la isla Calavera, pero mucho más grande, que reside en el centro mismo de nuestro planeta. Un emplazamiento que es, según parece, el lugar de origen de nuestros titanes.
Para penetrar en ese inhóspito paraje es reclutado Nathan Lind. Un científico de la vetusta organización Monarca que, en tiempos, ya habló de ese incomparable lugar. Este, a su vez, recluta a Kong, que a su vez se lleva consigo a una cría de diez años de la que se ha encariñado, que a su vez… En fin, que todos ellos se dirigen, cual camarote de los hermanos Marx, a la Antártida; punto de entrada a la Tierra Hueca.
Un desenfadado blockbuster
Los destinos de Godzilla y Kong están condenados a cruzarse tarde o temprano. Quizás ahora que nuestro simio predilecto ha salido de su cautiverio sea el momento propicio.
Bajo esa aventurera premisa, mezcla entre la ya mencionada «En las montañas de la locura» de Lovecraft y «Viaje al centro de la Tierra» de Julio Verne, desarrolla Adam Wingard ‘Godzilla Vs. Kong’. Un blockbuster competente y efectivo, de tono desenfadado, en el que el realizador se muestra más apegado a lo hecho por Jordan Vogt-Roberts en 2017 que a lo entregado por Michael Dougherty en 2019, cosa que celebro. Aunque no tan apegado como soñé tras oír el Breaking the law de los Judas Priest casi al inicio del film.
¡Viva la serie B!
Como ‘Godzilla Vs. Kong’ tampoco ofrece muchas vueltas de tuerca, cinematográficamente hablando, voy a resaltar dos o tres cosillas que me han llamado poderosamente la atención.
Argumentalmente la cinta es pura serie B en todos los aspectos, cosa que no me molesta. Una película que nos da la opción de ver a un enorme barco hacer literalmente la croqueta en pleno mar, para luego seguir funcionando como si nada, no se puede desestimar a la ligera. Un surrealista highlight digno de la mejor entrega de ‘Fast & Furious’ bien merece un aplauso mientras nosotros mismos hacemos la croqueta.
En el anterior apartado ‘Godzilla Vs. Kong’ también posee estupideces dignas de ‘Prometheus’ (2012) o ‘Alien (Covenant)’ (2017). Los científicos de Apex Cybernetics, según parece, han tardado años en desarrollar una nave óptima capaz de llegar a la Tierra Hueca. Ahora bien, los sujetos que van dentro de la nave, preparación ninguna. Hasta una cría va en el lote como si en vez de al centro de la Tierra fuesen a Segovia. ¡Viva la serie B!
La ETT de Demian Bichir
Y ya para terminar, desde aquí alzo la voz para pedir un caluroso aplauso, con croqueta también y hasta pino puente si quieren, para la ETT que lleva a Demian Bichir. De un tiempo a esta parte hemos pasado, de no saber quién diablos es, a verlo en uno de cada dos blockbusters que se estrenan. En serio, de los actores con más presencia en la actualidad.
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