Merlín vuelve en ´El niño que pudo ser rey´, de Joe Cornish. Una aventura fantástica de corte juvenil, con la leyenda del rey Arturo y los caballeros de la mesa redonda como telón de fondo, que cumple con lo prometido. A pesar de resultar encorsetada y de no aportar nada nuevo.
Joe Cornish, el espejo que refleja la realidad
El cineasta británico Joe Cornish es un maestro aprovechándose de la realidad que le rodea en cada momento. Él la absorbe, cual esponja, para más tarde expulsarla adaptada a su cine de corte fantástico.
En la notable ´Attack the block´ (2011) se aprovechó de las revueltas callejeras londinenses, derivadas de problemas raciales, que asolaron su país natal a principios de década. Y ahora en ´El niño que pudo ser rey´ se aprovecha del caos post brexit que amenaza al Reino Unido. Al final estas cosas terminan aupando films que, quizás sin esa virtud, hubieran quedado más olvidados con el paso del tiempo.
En ´El niño que pudo ser rey´ una antigua maldición de Morgana está a punto de caer sobre el Reino Unido, justo cuando el miedo más atenaza a la población. Un eclipse se avecina, momento escogido para desatar el caos por la hechicera. Pero un joven, portador de la mítica Excálibur, y sus tres escuderos, ayudados por el mago Merlín, harán frente a la maldición. ¿Será esta generación la que enmiende los errores de la anterior, lastres que nos han llevado a la realidad que vivimos?…
Retazos de otras películas
Dentro de ´El niño que pudo ser rey´, película muy al estilo de la saga ´Percy Jackson´, habitan algunas otras obras recientes.
En cuanto a fondo, Joe Cornish usa mucho la fantasía como vía de escape mediante la que los protagonistas huyen de su realidad. Como ya hiciera J. A. Bayona en ´Un monstruo viene a verme´ (2016). Esa fantasía también les sirve para asimilar lo que no comprenden, lazos familiares incluidos.
En cuanto a espíritu y forma ´El niño que pudo ser rey´ recuerda muchísimo a cualquier entrega de la ´Trilogía del Cornetto´, de Edgar Wright. No por algo comparten productora y país de procedencia. Por desarrollo, este film de Joe Cornish posee la inconfundible locura de aquellas, aunque aquí en clave juvenil.
Erratas en esta relectura del mito
El mayor defecto de la obra es su rigidez formal, a pesar de mirarse en el espejo de cintas bastante libres. ´El niño que pudo ser rey´ termina enrocándose en un excesivo encorsetamiento, que resalta más si cabe en la parte fantástica del producto. Durante gran parte de su metraje le falta salirse del carril prefijado, le falta ese punto de atrevimiento para romper sus propias reglas. En verdad la película solo se desata en su buen tercer acto, pero el mal ya estaba hecho.
El reparto es otro punto por donde puede hacer aguas este barco. Los cinco adolescentes protagonistas ni evocan ni inspiran. A nuestro Arturo particular, Louis Ashbourne Serkis, hijo de Andy Serkis, se le nota muy verde aún. Y del resto del casting es Angus Imrie, hijo de la actriz británica Celia Imrie, el que más puede destacar haciendo de Merlín. Para ser sincero, Patrick Stewart y Rebecca Ferguson, con apenas un par de escenas cada uno, se comen con patatas al resto de jóvenes actores.
Visualmente hay un gran trabajo en general, y más teniendo en cuenta que ´El niño que pudo ser rey´ vive bastante del CGI en momentos clave de su aventura.
La intención es lo que cuenta
En resumidas cuentas, ´El niño que pudo ser rey´ funciona bien como aventura fantástica de corte juvenil. Es cierto que la película se olvida tan rápido como se ve, y que está un par de escalones por debajo del anterior trabajo de Joe Cornish. Pero la cinta, en lo que debe funcionar, funciona. Y tiene un gran corazón, aunque algo frío.