Al igual que hiciera en su ópera prima ‘Cuando fuimos reyes’, el director Philipp Leinemann sitúa la acción de su segundo largometraje ‘El final de la verdad’, en un país imaginario. Un lugar indeterminado con el que enfatizar lo impersonal de un entramado de intereses de carácter universal.
Un agente del servicio secreto alemán, al que interpreta Ronald Zehrfeld, actor que dice más a través de su poderosa mirada que por los diálogos, verá comprometido su futuro tras participar en una operación de inteligencia.
Una acción exterior, provoca la respuesta terrorista
Una acción quirúrgica mediante un dron que acaba con la vida de un islamista, origina una respuesta terrorista en territorio germano. A partir de ahí, ‘El final de la verdad’ se desenvuelve por los terrenos del thriller conspiranoico. Con estilismo propio del cine de serie B, Leinemann construye una historia competente.
Más allá de la mayor o menor verosimilitud que le demos al armazón argumental que presenta, lo cierto es que sabe mantener el interés. Los giros de guión nunca se salen de una ortodoxia a la que se agarra en último término.
Lo interesante de las partes, no acaba confluyendo en un todo
Sin embargo, Leinemann no consigue elevar al conjunto, las atrayentes partes en que se desgrana la historia. Los oscuros intereses de empresas que siguen a los países en sus acciones exteriores, en la búsqueda de suculentos contratos; la doble vara con que se miden las dictaduras, en función de los recursos por explotar, la confusión entre lo público y lo privado, para beneficio siempre de los mismos; la difícil conciliación familiar de un espía al borde de convertirse en un juguete roto, son mimbres suficientes para montar un cesto que se queda a medias.
El mal menor, lo menos malo se impone como reflexión amarga frente a eso tan hetereogéneo llamado razón de estado, y sobre la cuál se esconden no pocas injusticias y crímenes. Puede que ese sea no el final de la verdad, pero sí su precio.
SOY DE VENEZUELA Y AYER VI POR PRIMERA VEZ ESTA PELICULA Y LA VERDAD ME GUSTO MUCHO Y AUNQUE TODO TRANSCURRE SEGUN LEI, EN UN PAIS IMAGINARIO, NO ESTA MUY LEJOS DE LOS ACONTECIMIENTOS MUNDIALES ACTUALES, TILDAN DE TERROSRISTA A TODO AQUEL QUE SE ATREVE A ENFRENTARSE A LAS GRANDES CORPORACIONES O AISLAN Y BUSCAN SILENCIAR A QUIEN SE ATREVA A PONERLE UN ALTO A TANTO ABUSO POLITICO, LAS GRANDES NACIONES COMO EEUU, PROVEE DE ARMAS A NACIONES EN CONFLICTO Y CREA UNA ATMOSFERA DE ATAQUES TERROSRISTAS, CUANDO LOS TERRORISTAS SON ELLOS, VEAN HOY EL CONFLICTO QUE HAY ENTRE RUSIA Y UCRANIA, EEUU HACE ATMOSFERA PARA QUE EL MUNDO CREA QUE RUSIA ES EL DIABLO, EMBARGANDO SUS BIENES EN EL EXTERIOR, ACOSANDO A RUSOS EN TODAS PARTES DEL MUNDO, PERO AMEN QUE LOS CRITIQUEN CUANDO ATACARON A SADAM HUSSEIN EN BUSCA DE ARMAS DE DESTRUCCION MASIVA, `POR CIERTO QUIEN EMBARGO A EEUU POR ESTE ATAQUE
Una película que cuesta bastante de entender lo que está pasando, pero menos aún se entiende la poca claridad en el desarrollo de la trama, escasa en interés, en claridad y abundante en confusión que por último comporta un desarrollo oso, un tema mal desarrollado, manido hasta el límite por el cine norteamericano, y soso por completo.
Saludos.
En efecto la cinta no engrasa bien sus diferentes partes y eso le penaliza. Por lo demás como thriller que apela a las conspiraciones, desde luego una temática visto hasta la extenuación, la propuesta no me ha desagrado.
Gracias por comentar
Un saludo