Llega directamente a Movistar Plus sin pasar por los cines ‘Daniel no es real’. Notable propuesta de horror psicológico de Adam Egypt Mortimer, a modo de pérfida variación del clásico amigo invisible de la infancia, que fue una de las piezas clave del pasado Festival de Sitges. Importante plaza en la que Miles Robbins, su protagonista, se alzó con el premio a mejor actor.
Un amigo invisible con referencias
Una infancia traumática llevó al joven Luke a crear a Daniel, un amigo invisible que acabó siendo más un problema que una solución. Ahora, años después, los problemas familiares de Luke con su inestable madre resurgen, siendo el caldo de cultivo idóneo para el retorno de Daniel. Pero este ya no se conformará con ser únicamente el amigo invisible, quiere ser más.
Así desarrolla Adam Egypt Mortimer ‘Daniel no es real’. Una estimable obra en la que los universos visuales de Clive Barker y David Cronenberg, supurantes de pesadillesco body horror, se alinean en esa galaxia literaria de Stephen King llena a rebosar de traumas interiores que toman incorpórea forma para quitarnos el control de nuestro propio ser. —Los fieles de la saga «La Torre Oscura» habrán visto muchas similitudes entre el personaje de Luke y la Susannah Dean del relato de King, con las múltiples personalidades en lucha continua por el control de un único cuerpo.— Todo ello en un estimulante y por momentos inesperado in crescendo de horror psicológico que también bebe mucho del mito del Dr. Jekyll y Mr. Hyde.
Otra obra que ha dejado poso en ‘Daniel no es real’ es ‘Hereditary’ (Ari Aster, 2018), casas de muñecas mediante. Demostrando lo que ha calado esa obra en el género.
Una capa tras otra
En ‘Daniel no es real’ ese inocente amigo invisible que todos hemos tenido alguna vez acaba evolucionando en oscura entidad individual de imaginario propio que sirve como prisma mediante el que Adam Egypt Mortimer, basándose en una novela de Brian DeLeeuw, refleja el trastorno de personalidad y la esquizofrenia. Derivando todo ello, en otra de las varias capas de la obra, en esa tendencia a idealizar nuestro yo para adaptarnos a una sociedad a la que no le gustamos.
Todo ello refuerza una película a la que a ratos le pesa cierto esquematismo en su desarrollo como film de terror. Su viaje es un lugares comunes de manual, aunque al final hay tantos elementos interesantes que acaba dando igual.
También es de recibo admitir que en ‘Daniel no es real’ nos topamos con un realizador poniendo más empeño en ser estéticamente bonito que en ser cien por cien efectivo. Creo que la cinta en todos sus aspectos podría haberse exprimido más. Al film le falta mordiente.
Cuestión de genes
Otra virtud de ‘Daniel no es real’es su acertado y eficaz reparto. El ya mencionado Miles Robbins —hijo de Tim Robbins— y Patrick Schwarzenegger —espero no tener que citar a su padre— componen un buen tándem. Uniéndoseles Sasha Lane como tercera en discordia.
Nuestra valoración