Tras sentar las bases hace seis años con esa suerte de segunda ópera prima llamada ´Aterrados´ (2017), este año 2023 se ratifica como el de la confirmación para el cineasta argentino Demián Rugna. Y es que, además de alzarse con uno de los premios más importantes, si no el que más, en la 56º edición del Festival de Sitges, el de mejor película para esa ´Cuando acecha la maldad´ que hoy nos va a ocupar, este, también estrenó la cinta episódica ´Satanic Hispanics´. Una obra en la que comparte cartel con autores latinoamericanos de la talla de Alejandro Brugués o Mike Mendez, y que aquí aún está por llegar.
Pero hoy toca hablar de ´Cuando acecha la maldad´, que aquí podrá verse el próximo enero. Un sólido trabajo, aunque quizás un peldaño por debajo de ´Aterrados´, en el que Demián Rugna prosigue con las sombrías obsesiones sobre el ser humano que ya le turbaban entonces.
De Sitges al infinito, y más allá.
Tras pasar de manera triunfal el pasado mes de octubre por el Festival de Sitges, una edición del certamen en la que el palmarés se reencontró con el terror sin ambages tras algunos años cantando la victoria de obras en los aledaños del género, ´Cuando acecha la maldad´ se ha pegado un buen tour por los festivales españoles de género fantástico antes de que el próximo 19 de enero de 2024 se estrene en salas de manera oficial de la mano de Selecta Visión.
La 34º Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián fue el siguiente paso para el film de Demián Rugna, y ahora aterriza en la 42º edición del Festival de Cine de Terror de Molins de Rei. Plaza en la que ya por fin hemos tenido la oportunidad de disfrutar de la obra. Si es que ese es el vocablo más adecuado que podemos usar a la hora de definir las sensaciones que provoca.
Su siguiente parada, como ya hemos recalcado antes, será el próximo 19 de enero en los cines de toda España. Deseando por descontado una buena acogida por parte del público.
Demián Rugna prosigue con sus obsesiones en ´Cuando acecha la maldad´.
Pedro y Jimi son dos hermanos que malviven en esa Argentina rural alejada de la mano de Dios. Un buen día, y tras escuchar en la lejanía cinco disparos, descubren por las inmediaciones el cuerpo de un hombre en un estado bastante deplorable. A partir de tamaño hallazgo empezarán a tirar de una cuerda que va a desatar un auténtico y verdadero infierno. El cual inmiscuirá tanto a vecinos como a familia.
Bajo ese simple pero intrigante punto de partida Demián Rugna desarrolla ´Cuando acecha la maldad´. Un trabajo seguramente no tan fascinante u osado como ´Aterrados´ toda vez que descubres lo que hay verdaderamente bajo la alfombra, pero sí en la misma línea de sordidez malsana que practica Rugna. Si es que incluso el trazo de Pedro, interpretado por Ezequiel Rodríguez, tiene no pocas similitudes con aquel comisario Funes que encarnó Maximiliano Ghione en ´Aterrados´. Personajes adustos con un pasado reciente de abusos contra sus parejas que los han llevado a una vida ermitaña.
¿Compartirán ambos trabajos universo?…
El quid de la cuestión aquí, una suerte de poseídos barra contagiados apodados como embichados con los que el realizador argentino parece homenajear a la ´[REC] 2´ (2009) de Jaume Balagueró & Paco Plaza, es probablemente menos evocador en última instancia como aparenta en un principio. Un mal que puede recordar también a los deadites de la saga ´Posesión infernal´ (Sam Raimi, 1981), y que este 2023 volvieron a generar furor gracias a ´Posesión infernal: El despertar´, de Lee Cronin.
Por todo ello acaba siendo incluso más fascinante el curioso lore que crea Demián Rugna entorno a ellos y al lugar, y del que el espectador parece ser el único desconocedor.
Con Demián Rugna no hay esperanza
Dentro de lo que atrapa en todo momento ´Cuando acecha la maldad´, cualidad que no pensamos rebatir, hay que admitir que la parte central de su metraje se puede hacer etapa valle en la que el interés decrece ligeramente. Siendo irrefutable que la película se supedita en exceso a esas imágenes hechas para epatar. Atrocidades que en ´Aterrados´ se prodigaban menos pero quizás con más tino. Al igual que la atmosfera enrarecida, que funcionaba mejor en aquella por tener más limitación en cuanto a escenarios.
Aunque al final la obra, en su conjunto, logra posicionarse por encima de cualquier posible defecto que podamos sacarle. Un trabajo de marcada caligrafía desesperanzadora, seña ya de identidad del cineasta argentino.
Ahora solo queda que Demián Rugna no tarde otros seis años en levantar un nuevo proyecto. Y ahí sí queremos tener esperanzas.
Nuestra valoración: