Crítica de ‘City of lies’ (2018). Tediosa investigación

‘City of lies’ nos presenta el entramado detrás de los asesinatos de los raperos Tupac Shakur y The Notorius BIG. Las circunstancias que plantea, basadas en el libro Labyrinth de Randall Sullivan (2002), nunca han sido probadas. Las llamadas teorías de la conspiración, esas versiones alternativas a la oficial de hechos con innegable relevancia mediática, han apasionado a la sociedad estadounidense.

Complejas relaciones, intereses espurios, complots cuyas ramificaciones se extienden como las raíces de un árbol e investigaciones disfuncionales, han permitido aflorar toda suerte de hipótesis. Extravagantes, simplonas, nimias y hasta alguna dotada de cierto rigor, se confunden en un tótum revolútum del que resulta difícil separar la paja del trigo. El asesinato de JFK, la llegada del hombre a la luna o la desaparición de Elvis Presley, son sólo algunos ejemplos de casos que aún hoy, de vez en cuando, acaparan algún titular.

El asesinato de dos raperos, en el punto de mira

City of lies

Pandillas de raperos que alternan la música con actividades delictivas, rivalidades que acarician la paranoia, el lucrativo negocio de las productoras y la corrupción policial, son los principales ingredientes que Brad Furman añade a ‘City of lies’, una mahonesa que se le termina cortando. Lo oscuro de los acontecimientos tratados se transmite al guión.

Las dotes narrativas que mostró en su anterior cinta, ‘Infiltrado’, no tienen en ‘City of lies’ natural continuidad. Esfuerzo hercúleo seguir la trama de un thriller con tintes caóticos, si no andas algo documentado sobre los asuntos abordados. Mal negocio para una película aquejada de la involuntaria tara del localismo, frente a la vocación universal que impregna sus pretensiones.

Lujoso reparto para una cinta mediocre

City of lies

Johnny Depp y Forest Whitaker, dando vida a un policía y a un periodista intentando desentrañar verdades camufladas, no logran transmitirme lo trascendente del momento. Sus respectivas zozobras personales las sigo con disposición. Pero no llego a creérmelas del todo. Me invade la sensación de lo artificioso.

Analizada en su conjunto, ‘City of lies’ padece los mismos síntomas que aquejan a su ilustre protagonista. La desazón e impotencia de un detective que se deja su crédito en el camino, encuentra símil en el agotamiento que provocan los razonamientos subyacentes de la obra.  Hace bueno aquello del tanto nadar para acabar ahogado en la orilla.

Tráiler de ‘City of lies’

 

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