Para deshacer el tipo de entuertos que se cuece en ‘Two Weeks to Live’, miniserie de seis episodios que acaba de estrenar HBO, Quentin Tarantino recurrió en ‘Pulp Fiction’ al señor lobo, ese icónico solucionador de problemas de empaque, contundente, a la altura de una cinta de culto, capaz de rendir a sus pies a dos tipos de armas tomar (Samuel L. Jackson, John Travolta). Quizá, a la ficción dirigida por Al Campbell le hubiera sentado bien un sujeto de semejantes dotes, para que el fuego de la irreverencia se alimentara de esos toques geniales que permanecen en el recuerdo.
Veo una comedia negrísima, corrosiva hasta el tuétano en los diálogos y relaciones que sustentan los protagonistas. Madre e hija, policías corruptos, mafiosos y frikis varios danzan en una historia amena. Maisie Williams es una joven que vive conmocionada por el asesinato de su padre. Hecho que presenció cuando tan sólo era una niña. Un día decide tirar lastre, y como las burbujas de una botella de cava recién agitada, la vendetta que ansía toma unos derroteros imprevisibles.
Maisie Williams es uno de los atractivos de la serie
La historia tras ‘Two Weeks to Live’ me mantiene atento, aunque no fascinado ante lo que me cuentan. Visceral, absurda, abonada al golpe de efecto, la duración de sus capítulos (apenas 25 minutos cada uno) fomenta ese carácter ligero y sin muchas pretensiones que la hacen dinámica y muy entretenida. Alberga gags más rotundos que brillantes, puede que en algún caso pequen de reiterativos.
Un ejercicio narrativo directo, sin tabúes, que encaja a la perfección en la caracterización poco pulida de los personajes. En su exposición de motivos, gana terreno cuanto menos en serio te la tomas. Por ello, llegada la hora del desenlace, de desnudar la trama y aclarar las cosas, pierde algo de la frescura de la que hacía gala.
Nuestra valoración