La tercera temporada de ‘The Sinner’, miniserie original de Netflix, pisa terrenos más convencionales que sus dos predecesoras. Pierde ese lado oscuro e intrigante que proporcionaban historias con vocación de rompecabezas, ganando interés y crédito llegada la hora del desenlace. Bill Pullman vuelve a meterse en la piel del teniente Harry Ambrose, enfrentado a un caso donde navega a contracorriente. Un vehículo en el que viajaban dos amigos acaba estrellándose en un apartado bosque. Uno de ellos fallece (Chris Messina) y el otro (Matt Bomer) acaba con heridas leves.
Lo que a simple vista aparenta ser un infortunio más para nutrir la triste estadística de accidentes de tráfico, adquiere un toque menos claro conforme se realizan las pesquisas de rigor. Pullman es lo mejor de una serie a la que le cuesta encontrar el tono. Ceño arrugado, cabeza ligeramente caída y mirada incrédula, aporta la dosis precisa de tensión dramática conforme las circunstancias descarrilan a su alrededor. Dota a su personaje de identidad y empaque. Un detective de singularidades reconocibles, que aspira a codearse con los grandes del género.
Bill Pullman es lo mejor de la serie
‘The Sinner 3’ no es capaz de mantener el suspense. Veo un drama criminal donde el culpable no precisa de presentaciones. A cambio, pretende sostener la intriga mediante el dibujo de una pareja de amigos de comportamientos y actitudes indescifrables, cargando la pesada losa de una relación malsana. Apenas si consigue perturbar gracias a unos diálogos inconsistentes, que se vuelven pretenciosos.
Como si lo ilegible añadiera un plus de respetabilidad, envuelve el carácter del malo en una suerte de mejunje dónde no faltan referencias nietzscheanas de trazo grueso, aderezados con otros desvaríos. En su parte final la propuesta se suma al topicazo del enfrentamiento cara a cara entre policía y malhechor. Una resolución escasamente imaginativa que me deja frío. Está claro que en esta ocasión el detective Harry Ambrose no encuentra en el personaje encarnado por Matt Bomer a su Moriarty.
Nuestra Valoración