Si allá por enero, cuando se estrenó ‘Malasaña 32’, comentábamos que gracias a la obra de Albert Pintó el terror español se levantó y anduvo, cual Lázaro. Ahora, con la llegada de ‘Voces’, ópera prima del llegado del mundo del cortometraje Ángel Gómez Hernández, el género utiliza su recién recuperada movilidad para salir de esa UCI en la que pernoctaba a la fuerza. Y lo hace con una osada, madura y eficaz cinta de inconfundible sabor jameswaniano.
El pacto da sus frutos
Si hacen memoria, cosa no muy difícil ya que tampoco les pido un excesivo uso de neuronas, basta con que pinchen en el enlace que ahora pasamos, y recuperan lo escrito por un servidor en la review de ´Malasaña 32´, caerán en la cuenta de que firmé un pacto. No sé si con el Demonio o con uno de sus esbirros, pero a un perverso contrato le puse mi rubrica ensangrentada, y ahora éste empieza a dar sus frutos.
En aquel gélido primer mes del año firmé otras cuatro películas más del estilo de aquella de Albert Pintó. Y lo dije, y eso es lo verdaderamente perturbador, cuando aún ninguno de nosotros, en nuestra pobre ignorancia, tenía noticias de un film titulado ‘Voces’. ¿Se imaginan que ahora, mientras yo escribo estas palabras sacando a colación aquel pacto casi de cruce de caminos, se está poniendo en marcha la maquinaria para empezar a publicitar alguna que otra obra más de horror español para este 2020?…
Ya solo me queda saber qué di a cambio de dicho pacto.
Lo que empieza como ´Poltergeist´ y acaba como ´Expediente Warren´
Daniel se dedica a rehabilitar vetustas y ajadas casas para, una vez en perfectas condiciones, venderlas y recuperar con creces lo invertido en ellas. En estas aventuras siempre le acompañan su mujer Sara y su hijo Eric. En la última vivienda en la que Daniel deposita sus herramientas, Eric empieza a desarrollar una extraña actitud. En un principio es achacada a la mudanza y al cambio continuo de residencia, pero no, el chico ha empezado a escuchar unas extrañas voces, y no es precisamente debido al estrés por carecer de un lugar fijo en el que echar raíces. Este nuevo hogar oculta un terrible misterio que no dará tregua a nuestra familia protagonista, llegando al punto de requerir la ayuda de Germán, un escritor experto en psicofonías.
De esta manera, lo que en ‘Voces’ el realizador Ángel Gómez Hernández desencadena como una especie de corriente ñapa al subgénero de casas encantadas, con la ‘Poltergeist’ (1982) de Tobe Hooper & Steven Spielberg como brújula, acaba convertido en una estimulante y atrevida remodelación de la ‘Expediente Warren’ (2013) de James Wan.
Tuneando a uno de los principales engranajes del horror del siglo XXI: James Wan
Que duda cabe que James Wan, mediante notables obras como las duologías ‘Expediente Warren’ o ‘Insidious’, se ha convertido en uno de los principales baluartes a la hora de definir el cine de terror en este siglo XXI. En ‘Voces’ el debutante Ángel Gómez Hernández se atreve a tunearlo con una serie de interesantes nuevos gadgets.
Para empezar, ¿por qué el papel de medium siempre tiene que recaer en hombros femeninos?… El realizador gaditano, como jugosa declaración de intenciones, le otorga ese ya icónico papel a un sólido Ramón Barea. Este se erige en ‘Voces’ como inesperado capitán de un barco en el que, dicho puesto, parece quemar durante todo el metraje. Fruto de ello, y de algunas valerosas e inesperadas decisiones de guion, Barea acaba capitaneando con gran carisma una fabulosa y efectiva tripulación. Rodolfo Sancho, Belén Fabra, Ana Fernández, Nerea Barros o el debutante Lucas de Blas componen un firme casting que ayuda a engrandecer el film.
El tren de la bruja final
Renunciar a ciertas reglas no establecidas del género, y sorprender gratamente por ello, no implica que ‘Voces’ renuncie a un tercio final como clásico tren de la bruja. Una buena atracción por esta vez, dicho quede.
El montaje de este último acto es una de las cosas que más insatisfecho me han dejado de la película. La trama se subdivide en varias partes y, en vez de ofrecerlas con un montaje conjunto que las vaya alternando, Ángel Gómez Hernández decide entregarlas una a una, derivando por ello en algún que otro insidioso agujero de guion.
Una resolución del film que ahonda de manera ejemplar en el folklore patrio entregando imágenes poderosas que engrandecen la obra, y que la convierten en una de las mejores películas de este 2020.
Nuestra valoración