La Stasi, policía política de la extinta RDA (República Democrática Alemana). Sólo su nombre eriza el bello. Su siniestro legado hunde sus raíces en uno de los períodos más impúdicos de la guerra fría. La huida, la escapatoria hacia el oeste capitalista, convertía a sus protagonistas en enemigos del estado. Elementos subversivos a exterminar. Muchos alemanes perdieron la vida en el intento de escapar de la pesadilla comunista. 155 kilómetros de hormigón armado hicieron falta para detener las ansias de libertad berlinesas, erigido en el mayor símbolo de un mundo destinado a desaparecer. Cada cuál intentaba poner tierra de por medio con los métodos y recursos a su alcance. ‘Viento de libertad’ cuenta la de dos familias que huyen en globo. Su estreno en España, el próximo 6 de septiembre.
Insulsa proeza aérea
Basada en hechos reales, Michael Herbig expone en ‘Viento de libertad’ una narración con aromas de telefilm. Más que viento, ligera brisa es lo que acompaña a una hazaña, con tintes de epopeya, que no pasa de la mera aventurilla. Las imágenes, los diálogos y la puesta en escena, no consiguen transmitirme la trascendencia del momento. No siento estar ante algo excepcional. Llego a aburrirme en algún tramo de la película. Las interpretaciones pecan de cierto hermetismo. No me llega ni el padecimiento ni la zozobra de los personajes. Los sigo siempre desde fuera.
Habiendo protagonizado un intento anterior, frustrado en última instancia, la Stasi va a seguir sus pasos. Lo infausto de su condición, ese aura facinerosa ganada a pulso a golpe de horrendos crímenes, no encuentra acomodo en ‘Viento de libertad’ . Le queda sólo el nombre, merced a un suspense plano. Un dibujo rectilíneo en blanco y negro.
La cinta carece de elementos distintivos
Lejos queda la inquietante figura de Ulrich Mühe dando vida a un agente de inteligencia en ‘La vida de los otros’. Esa mirada penetrante, de retorcido psicópata, escuchando las conversaciones de personas en vías de caer en desgracia, reflejaba por sí sola la amoralidad del régimen.
‘Viento de libertad’ no deja nada para el recuerdo. Puestas las cartas sobre la mesa, su creador, que no parece un erudito en el arte de los matices, no se guarda ningún as bajo la manga.