Hay películas que ubican su trama en un lugar, una época y bajo unas circunstancias que aportan poco o nada al relato. Una extravagancia incrustada en el guion a golpe de martillazo, con forzadas maneras y nula perspectiva. Sin embargo en ‘Tiempo de caza’, producción original de Netflix dirigida por Yoon Sung-hyun, ese escenario atesora sentido, casa bien con lo que nos pretenden contar, reforzando los elementos dramáticos. Nos traslada a una Corea arrasada por la crisis económica. Donde la moneda local no tiene ningún valor y el dólar es lo único aceptable como pago.
Gentes sin techo deambulan por unas calles dominadas por la delincuencia, con edificios semiderruidos y abandonados sustituyendo a los florecientes negocios de antaño. A esto le llamamos distopía. Pero en el tiempo que nos ha tocado vivir, quizá haya que reformular el término. Este futuro apocalíptico nutre a la película de una puesta en escena etérea, con una fotografía espléndida que maneja los claroscuros al servicio de la tensión y la incertidumbre.
Vemos un thriller más pausado que otros de su género
Dos amigos acuden a las puertas de una prisión para recibir entre abrazos a un amigo. De mente tan inquieta como cándida, nada más salir propone a sus compañeros dar un golpe con el que escapar de la marginalidad. Las idílicas playas del sur Taiwanés marcan su destino. Como en tantas propuestas de atracos, su condena la dicta el robar en lugar equivocado, una casa ilegal de apuestas regentado por mafiosos.
‘Tiempo de caza’ deviene en una trepidante persecución en la que Hae-soo Park, dando vida a un frío asesino, adquiere un aura fantasmal conforme las reacciones somáticas de los infortunados ladrones denotan su presencia. En su último tercio la cinta toma hechuras de wéstern futurista, en el que los típicos revólveres son reemplazados por modernas armas automáticas y su estruendoso sonido, para inocular esa dosis requerida de acción que no defraudará a los fans del género.
Nuestra valoración
Una respuesta a “Crítica de ‘Tiempo de caza’ (2020). Lugar equivocado”