Tras siete largos años de silencio, Harmony Korine vuelve a la carga más on fire que nunca con ‘The beach bum’. Y lo hace de la mejor manera que sabe, con un film que no decepcionará ni a sus devotos más acérrimos (entre los que me encuentro) ni a sus detractores más radicales.
La carta de amor de Korine
2019 es, sin lugar a dudas, el año de las cartas de amor. Pedro Almodóvar y Quentin Tarantino ya entregaron las suyas, ‘Dolor y gloria’ y ‘Erase una vez en… Hollywood’ respectivamente. La primera una carta de amor a tu propio ser, y la segunda una misiva al séptimo arte. Y ahora le toca el turno al realizador californiano Harmony Korine.
‘The beach bum’ es una lisérgica, alocada y casi espiritual carta de amor póstuma a todas esas personas que más cariño y aprecio nos muestran, pero a las que nuestra despreciable ceguera y miserable cobardía les hace partir hacia el Valhalla sin sentir un ápice de esa necesaria gratitud por ello.
Moondog es un poeta en horas bajas que dilapida su estatus, y la fortuna de una esposa de la que se ha distanciado, en una vida de desfase nihilista. Pero un inesperado giro de los acontecimientos está a punto de obstruir su bohemia vereda llena de alcohol, drogas y sexo. Así da el pistoletazo de salida Harmony Korine a ‘The beach bum’, obra que, para bien o para mal, es un nuevo muestrario sin remilgos de las filias formales del director.
Aunque ‘The beach bum’ también puede verse como otra vuelta de tuerca al sueño americano, culminada con un final de obra que es uno de los mejores desenlaces del 2019 cinéfilo.
Calando en frío
El cine de Harmony Korine siempre tiene la virtud de calar en mí a posteriori. Ya me pasó con la genial ‘Spring breakers’ (2012). Cinta plagada de pequeños defectos pero que amo como si fuera una masterpiece, mágico halo que ha ido ganándose la obra con el paso del tiempo. Y aún poseyendo también ‘The beach bum’ esa innata virtud, creo que la película penetra en mí con más rapidez y ahínco que aquella.
Seguramente sea fruto de conocer ya el estilo de Korine, no lo pongo en duda. Enfrentarse a su cine con conocimiento de causa es muy positivo. Pero ello me lleva a catalogar ‘The beach bum’ como un film más redondo que ‘Spring breakers’. Lo que no más icónico, dicho quede de paso. A ese respecto la de 2012 es insuperable.
McConaughey, también on fire
Si Harmony Korine está on fire en ‘The beach bum’, Matthew McConaughey no lo está menos. Sirviendo casi de recipiente que recoge la personalidad del director, tal y como hiciese Antonio Banderas en ‘Dolor y gloria’ con la de Almodóvar.
Mucha gente afea ‘The beach bum’ por no llegar a empatizar en ningún momento con el Moondog de Matthew McConaughey. Y humildemente creo que caen en un error bastante reseñable. Harmony Korine no busca en ningún momento que empatices con dicho personaje. E incluso iré más lejos, el cineasta busca decididamente que asimiles sus defectos para, de esa forma, asimilar mejor el verdadero fondo del film. Con quien hay que empatizar es con el personaje de Isla Fisher.
Por España, ni está ni se la espera
Hemos podido ver recientemente ‘The beach bum’ en el Festival internacional de cine de Gijón. Único emplazamiento que, tememos, nos permitirá el lujo de disfrutar la obra en pantalla grande. Gracias damos por ello.
2019 acaba y ‘The beach bum’ sigue sin gozar de distribución en salas españolas. Cosa más sonrojante aún sabiendo que, en EEUU, la película se estrenó en marzo. Queda patente que este ultimo trabajo de Harmony Korine será la ‘Upgrade’ (Leigh Whannell, 2018) del 2019. En 2020, con suerte, caerá de tapadillo en alguna plataforma de streaming, y con eso habrá que conformarse.
En fin. Qué pena, la verdad.