Un anciano mantiene la atención de un grupo de niños, sentados a su alrededor, mientras les narra, con una voz pausada que apenas es capaz de esconder una mezcla de emoción y orgullo, la historia de su infancia. Así arranca ‘Rémi: Una vida extraordinaria’, película dirigida por Antoine Blossier, que adapta una novela de Hector Malot. Su estreno en España el próximo 8 de noviembre de 2019.
Andaduras de un niño huérfano
‘Rémi: Una vida extraordinaria’ se acerca al cine de aventuras siguiendo el periplo del joven Rémi (Maleaume Paquin). Vendido por sus padres adoptivos a Signor Vitalis (Daniel Auteuil), un artista callejero al que acompañan un perro y un pequeño mono, va a emprender un viaje iniciático de autodescubrimiento. El vínculo que se establece entre ambos personajes se puede calificar con un simple sustantivo: maestro. Esa palabra, tan denostada en muchos ámbitos en los que puede sonar a hueco o vacío, adquiere pleno significado al salir de los labios de este niño.
Por su temática, inevitablemente viene a la memoria el personaje de Oliver Twist, que inmortalizara Charles Dickens. Roman Polanski llevo en 2005 a la pantalla una adaptación del personaje. Mostró la vigencia de un relato universal, a partir de un estilismo formal impecable. Las tortuosas penalidades por las que atravesaba el chico, sin desmarcarse del convencionalismo, eran mostradas con brío.
La obra de Blossier comparte con la anterior una puesta en escena de indudable belleza, pero patina al acercarse a los elementos dramáticos. Busca emocionar, que la travesía de Rémi roce el ámbito de lo afectivo. En cierto modo el guión lo precisa, pero lo penaliza el buscar atajos sensibleros que vienen acompañados de una música en ocasiones estridente.
Gratificante presencia de Daniel Auteuil
La presencia de ese monstruo de la interpretación llamado Daniel Auteuil, es una de las bazas de la cinta. Logra que ese viejo artista, con un pasado que intenta borrar de su memoria a modo de expiación, adquiera un lado enigmático, intrigante.
A diferencia de otras películas, que teniendo como protagonistas a niños, van claramente dirigidas a un público adulto, ‘Rémi: Una vida extraordinaria’ puede verse perfectamente por el público infantil. Puede que esa sea la intención de su creador. La tara radica en sustentar el propósito en un rancio buenismo, coqueteando con la comedia involuntaria.