El segundo largometraje del director Adrian Panek, ‘Perros de presa’, tiene un título eminentemente descriptivo, poniendo en situación al espectador, advirtiéndole con prontitud de lo que va a encontrar. Unos niños de diferentes edades, tras ser liberados del campo de concentración nazi de Gross-Rosen, terminan refugiados en una enorme mansión, en medio de un frondoso bosque. Las penalidades de estas criaturas adquieren terrible continuidad cuando el caserón es rodeado por una jauría de perros lobos. Entrenados por los guardias de las SS, suponen el último vestigio de la antaño omnipresente y siniestra presencia germana, una herencia macabra de la barbarie. Y la dicotomía hombre bestia adquiere un tono desconcertante, tristísima.
La película es mucho más que una cinta de terror al uso
Sin embargo, ‘Perros de presa’ es mucho más que una cinta de terror en la que unos jóvenes intentan salvar la vida. Presencio un retrato desasosegante de la peor iniquidad. La escena en la que los presos ejecutan, tras la entrada de un soldado del ejército rojo al barracón donde han estado confinados, los rutinarios ejercicios que poco antes les salvaron de una muerte segura, es impactante, un golpe directo al estómago. Como las heridas autoinflingidas por un niño que quiere borrar de su brazo el número que lo catalogaba como preso, despojándolo de su condición humana.
Panek dota a su obra de imágenes poderosas, creando con meticulosidad artesanal una atmósfera turbia. Sabe inocular cierta incomodidad. Deseas salir cuanto antes de esa casa, sin alimentos ni agua, en la que subsiste una calma tensa que en cualquier momento, el más insignificante incidente puede socavar.
Actores en su mayoría noveles, hacen un gran trabajo
Los personajes, habiendo vivido en el infierno, atesoran una gran complejidad. Aspectos como el despertar sexual, los celos y la envidia se abren paso a partir de tremendas interpretaciones. El niño al que da vida el debutante Kamil Polnisiak, ataviado con unos anteojos que incrementan lo enigmático de una mirada perturbadora, da mucho miedo.
Y luego está Sonia Mietielica en el papel de Hanka. Nunca el desaliñado ropaje de presidio fue tan erótico.
La vía por tu comentario y no me defraudó
Gracias
Me alegro que te haya gustado. Me parece una película muy interesante.
Gracias