Mario Casas en plan buenazo se marca un de Guatemala a guatepeor en ‘No matarás’. Segundo largometraje del realizador David Victori, a modo de frenético thriller bañado en neones, y directamente llegado del Festival de Sitges. Una propuesta interesante, y hasta estimulante, siempre y cuando sean capaces de obviar dos pequeñas e incómodas chinas en el zapato. La primera, que el cineasta catalán confunda crear tensión en el espectador y transmitir malestar con mover la cámara bruscamente todo el rato o endosar música atronadora por activa y por pasiva. La segunda, tolerarle a la cinta un buen numero de decisiones argumentales cogidas con pinzas que, caviladas más de una vez, se van a pique. Quizás mucho que tolerar, ¿no?…
La suerte del novato
Hace un par de años David Victori estrenaba en salas ‘El pacto’ (2018). Un thriller de terror protagonizado por Belén Rueda en el que ya se atisbaba el gusto por los neones del cineasta. En su momento aquella obra me resultó muy fallida, con ideas buenas pero tremendamente fallida. Una ópera prima que, además, no gozó de excesivo calor por parte ni del público ni de la crítica. Pero, a pesar de ello, apenas dos años ha tardado Victori en volver a la carga. Cosa que, antes de entrar en materia con ‘No matarás’, es de celebrar.
No es la industria cinematográfica española un estadio muy dado a ese tipo de aplausos generalizados, y menos aún cuando tu debut en el largo no recibe demasiados vítores. Lo lógico, y con suerte, es tardar cinco o seis años en volver a ponerse detrás de una cámara. Algo que ya les pasa a muchos cineastas con tablas, así que como para no sucederles a los novatos. Pero David Victori ha sabido campear ese temporal y aquí está, con película nueva en el zurrón veinticuatro meses después. Será la suerte del novato.
La madrugá barcelonesa de Mario Casas
Dani es un tímido y siempre bienintencionado muchacho que, una noche, en un bar, se cruza fortuitamente con Mila. La chica necesita que le paguen unas hamburguesas porque resulta que, su acompañante, le ha dado plantón y, parece ser, ella no llevaba suelto en el bolsillo. Hambre sí debía tener porque ni la plantada le ha impedido comerse las dos hamburguesas. Hija, si no hay liquidez, no montes ningún negocio. Eso lo primero.
En fin, Dani las paga sin rechistar. Pero la chica, para demostrar que es tan espabilada como agradecida, quiere devolverle el dinero. A regañadientes lleva al buenazo, casi pardillo de Dani, a un local cercano donde ella trabaja para devolverle los 20 pavos. Y así Dani va liándose más y más, entre que sí y que no, siendo atrapado en la mortal red de esta araña cual desventurado insecto. Está a punto de comenzar el descenso a los infiernos de Dani, una madrugá barcelonesa para Mario Casas que sacará el Mr. Hyde que habita dentro de todo Dr. Jekyll.
Una trama, la de ‘No matarás’, y un estilo visual, el de David Victori, que evocan directamente al de la cinta alemana de 2015 ‘Victoria’. Film de Sebastian Schipper rodado en un único plano secuencia de dos horas, y sin trampas, no como la ‘1917’ (2019) del pillín de Sam Mendes, protagonizada además por la actriz española Laia Costa. Una película que siempre que puedo recomiendo enérgicamente, y que habita varios escalones por encima de esta que ahora nos ocupa, las cosas como son.
De manera más obvia ‘No matarás’ evoca al cine de Nicolas Winding Refn o al de los hermanos Safdie.
Lo que hay que obviar para gozar a tope este descenso a los infiernos
Con esa premisa empieza a desarrollar David Victori ‘No matarás’. Un thriller que, salvando la distancia de su prólogo, no da un solo segundo de tregua al espectador. Pero uno en el que dos elementos innatos en la propuesta no me han terminado de resultar verídicos.
En su primer acto, prólogo aparte, la cinta juega en la liga de la incomodidad. Esa además que se crea entre dos extraños condenados a continuas situaciones forzadas. Pero David Victori en primera instancia, y los actores en segunda, no me la han terminado de transmitir. Sabía que querían hacerlo, pero de quererlo a hacerlo hay un trecho. Y no lo han hecho. Al menos conmigo.
A partir del segundo acto la incomodidad deja hueco a la tensión y el frenesí. Otra cosa que ‘No matarás’ tampoco ha logrado transmitirme. Salvo quizás en su recta final, ahí el realizador parece ser que entra en calor y empieza a lograrlo, pero antes no. Y le pasa a Victori por confundir el tocino con la velocidad. Mover la cámara bruscamente todo el rato, casi como si de un falso found footage se tratara o endosar música atronadora y atosigante todo el rato, no es crear tensión, ritmo o agilidad. Es generar dolor de cabeza al espectador. Y eso me cabreó mucho, arruinando en parte la propuesta.
Todo ello hizo que hasta me olvidase de todas esas decisiones argumentales que entran con calzador. Veredas de la trama que, si las piensas más de una vez, se caen por su propio peso.
Pero supongo que es algo que tienes que comprar, es el mantra de esa vuelta al mundo que el personaje de Dani quiere (y no quiere) darse. Siempre hacia adelante, nunca hacia atrás. Sin pensar dos veces el paso que das, en si tiene lógica o no, en si es racional o no. Así que, o crees a pies juntillas en ese lema o presenciarás escéptico esta madrugada loca de Mario Casas.
Un sólido Mario Casas aguantando todo el peso sobre sus hombros
Un Mario Casas muy sólido, solvente y efectivo, llevando además sobre sus hombros el cien por cien del peso de ‘No matarás’, se convierte en la gran virtud del film. No hay una sola escena en la que no aparezca, y es que además el resto del casting está formado por actores debutantes o casi debutantes que en ningún momento aspiran siquiera a jugar en su liga. Ni Milena Smit, el otro pilar de la película.
Hace no mucho el actor removía los terrenos del streaming con el estreno de ‘El practicante’ (Carles Torras, 2020), y ahora hace lo propio en las salas con esta cinta de David Victori.
Nuestra valoración