Patrice Laconte, cineasta francés de larga trayectoria, autor tras títulos notables como ‘El marido de la peluquera’ (1990), ‘La chica del puente’ (1999) y ‘El hombre del tren’ (2002) entre otros, compone en su último largometraje ‘Maigret’, una brillante adaptación del detective que inmortalizara en multitud de novelas el escritor Georges Simenon. El célebre comisario está en horas bajas. Cansado, inapetente, su icónica pipa forma ya parte del pasado. Una reliquia de otros tiempos que el protagonista observa con añoranza.
Porque ese es precisamente el tono que Laconte imprime a la cinta. La nostalgia como eje narrativo y visual, dejando impronta de autor capaz de esbozar imágenes absorbentes. París, década de los cincuenta. Una bellísima joven aparece acuchillada en mitad de una plaza. Ataviada con un elitista vestido, su identidad es una incógnita. Es lo primero que intriga al comisario Jules Maigret, al que da vida un espléndido Gérad Depardieu.
Enorme interpretación de Gérard Depardieu
Las pesquisas sobre el caso le llevan a interesarse por jóvenes de provincias que dejan todo para adentrarse en la aventura parisina. Una búsqueda del sueño que para algunas puede acabar en pesadilla. Durante su escueto metraje (85 minutos de cinta), ‘Maigret’ presenta una urbe intrigante, de oscuros secretos. Una atmósfera crepuscular se cierne sobre la puesta en escena, secundando el estado físico del detective. Manteniendo el interés hasta el final, Laconte finiquita la trama sin alharacas ni golpes bajos.
Cine negro en el sentido más clásico, que supone una bocanada de aire fresco en un género demasiadas veces maltratado. Mención especial merece un gran Gérard Depardieu, inmiscuyéndose en el proceder de las víctimas y los sospechosos. Haciendo de la empatía hacia sus semejantes una virtud a la hora de desentrañar enigmas y vericuetos. Y de paso no olvidar a aquellas personas que el sueño de una vida mejor deja en el camino.
Nuestra valoración