En ‘La red Avispa’, el director francés Olivier Assayas se adentra en la historia real de cómo varios agentes cubanos se infiltraron en círculos anticastristas de Miami. Principios de los 90, la caída del bloque soviético dio renovadas esperanzas al exilio de encontrar una salida democrática para la isla. El más radical, personificado en la polémica figura de Jorge Mas Canosa, recrudeció sus acciones propagandísticas y de sabotaje.
Es delgada la línea que separa la legítima resistencia frente a una dictadura del mero acto terrorista. Este dilema laberíntico, Assayas lo despacha con una simplicidad insultante. Del todo maniqueo, siento en cada secuencia el aliento del adoctrinamiento. En un asunto de múltiples lecturas, donde lo geopolítico se encuentra con odiseas personales de gran crudeza, el camino tomado por la película apela a un ideario simplón y sectario. Un retrato rectilíneo de la tragedia que enfrenta a las dos almas de Cuba.
La película no sabe bien lo que quiere ser
‘La red Avispa’ no es capaz de casar bien los diferentes ingredientes que pone sobre la mesa. No se define ni como un thriller al uso, ni como una cinta de espionaje, ni como un drama que hurga en el interior de los personajes. A cambio ofrece una mescolanza de géneros un tanto atropellada, sin destacar en ninguna de sus facetas: no me intriga la trama; ofrece una cara del exilio cubano que parece sacada de una entrevista a Fidel Castro por parte de Oliver Stone; los sacrificios de los protagonistas por la causa me dejan bastante indiferente. Esa inmolación personal al servicio de una ideología no me convence. Está filmada con desgana, de manera rutinaria.
Por suerte el granado reparto del que se rodea la cinta (Penélope Cruz, Edgar Ramirez, Wagner Moura) aporta algo de mordiente a un guion con factura de documental. Hasta Ana de Armas luce sensual en el rol de mujer ignorante, prendida ante los encantos físicos de su marido. Assayas en baja forma. Un borrón en la trayectoria de un cineasta con talento.
Nuestra valoración