La última apuesta de Netflix para abordar la espinosa temática del acoso y agresión de índole sexual hacia las mujeres está dirigida por el nigeriano Kunle Afolayan y lleva como título ‘La citación’. En el corazón del continente africano, una universidad que alberga a la élite de aquél país, va a ser el escenario en que una destacada alumna (Temi Otedola) va a sentir cercano el aliento de un reputado profesor (Jimmy Jean-Louis).
El contexto en que se desarrolla la historia, el campus de una universidad nigeriana, adquiere escaso interés. La trama tal cuál, se podría haber ubicado en Oxford y no se percibiría diferencia alguna. Es probable que la cinta peque de impersonal o que al fin y al cabo los problemas padecidos por los privilegiados de aquellas latitudes difieran poco de los que se pueden vivir en occidente. Afolayan no se deja aspectos cruciales en el camino al contar las tesituras que enfrenta una víctima en su intento de probar, ante un tribunal universitario, que una eminencia de reconocido prestigio esconde un lado oscuro. El de un auténtico depredador sexual.
La película se hace eterna
Los límites de la relación entre profesor y alumna; la delgada línea que separa el aprecio personal del coqueteo; el momento de frenar al acosador; las dificultades de probar estos actos y los intentos por difuminar la realidad se muestran con corrección, en una narración de frialdad académica, a la que le falta brío. Demasiado poco para una película de dos horas y media de metraje a la que le sobran alharacas y le falta capacidad de síntesis.
Si en otras ocasiones la presencia de actores debutantes y poco placeados aportaba frescura, en ‘La citación’ dejan constancia de sus carencias. Miradas, silencios y situaciones incómodas son administradas con gestualidad forzadísima. Unas interpretaciones pedestres para acompañar un guion elefantiásico de escasa enjundia.
Nuestra valoración
Una respuesta a “Crítica de ‘La citación’ (2020). Monstruo con piel de cordero”