El director polaco Jan Komasa vuelve a retratar tiempos de impostura. Si en ‘Corpus Christi’ (nominada al Óscar como mejor film internacional) un pequeño pueblo afrontaba el trauma de la pérdida gracias al concurso de un joven que se hacía pasar por sacerdote, con ‘Hater’, estreno original de Netflix, el engaño adquiere un tinte más retorcido. Pegado a estos tiempos de fakes news donde el ciudadano medio se ve bombardeado por una cantidad ingente de información, no precisamente neutral e inocente.
Maciej Musialowski interpreta a un joven apadrinado por una acaudalada familia. Mecenazgo que le ha permitido estudiar derecho. Tras ser expulsado de la universidad acusado de plagio, su deambular queda supeditado a la satisfacción de una obsesión: no perder el favor de la familia que lo protege ni la atención de su atractiva hija, de la cuál está por completo enamorado. Va a introducirse en una espiral de engaños y subterfugios que alcanzan su cenit cuando es contratado por una empresa opaca. Estas de críptico desempeño cuya finalidad es el desprestigio de personas y empresas, previo pago de la competencia.
De largo metraje, la cinta va perdiendo verosimilitud
‘Hater’ presenta apuntes políticos y de ingeniería social de candente actualidad. Lleva las ganas del protagonista por aferrarse a un mundo que por alcurnia no le corresponde al límite. Mientras efectúa un perturbador escrutinio de la debilidad de las ideas liberales y progresistas frente a aquellas sustentadas en el odio y el populismo. El raciocinio frente a las entrañas. Y da la impresión que las armas con las que juegan unos y otros son muy dispares.
Komasa se regodea en exceso en las actitudes maquiavélicas de este joven. Una falta de síntesis que deviene en una duración excesiva de la película, con vueltas de tuerca algo forzadas, penalizando la credibilidad de ciertos planteamientos. Musialowski anda resuelto y pone rostro a la hipocresía como forma de ascenso, poder e interlocución. Terminado el metraje, me invade la incomodidad.
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