Prácticamente no se había estrenado aún ´Háblame´ que ya estaba A24, su distribuidora en el mercado norteamericano, confirmando en redes sociales una secuela. Y es que este pelotazo festivalero de terror, los de Sundance y Berlín lo atestiguan, no solo ya se ha ganado esos honores fruto de atrapar a un importante sector de la, siempre de uñas con el género, crítica especializada si no que, posteriormente a nivel taquilla, también lo ha roto. Aupada por un presupuesto ínfimo.
Y aunque la primera reacción por estos lares a esta alegoría sobre el peligroso influjo que tienen las drogas en los más jóvenes, disfrazada de actualización para la generación Z de la clásica ouija de toda la vida, haya sido el consabido «no es para tanto», coletilla ya habitual en tiempos de opiniones polarizadas fruto de la bola de nieve del hype desmedido y de esa necesidad imperante en redes de ansiar atención; es innegable que este film que firman los hermanos Philippou, antaño youtubers en su Australia natal, posee un puñado de virtudes a resaltar. Aun no inventando ´Háblame´ nada nuevo.
La ouija de la generación Z
Mia y Jade, dos amigas de toda la vida, una de las cuales aún tiene fresco el trauma de haber perdido a su madre en un confuso accidente doméstico, se hacen eco, por redes sociales, de una extraña experiencia que está gozando de bastante popularidad entre sus conocidos de la escuela. Esta, una especie de variante de la sesión de espiritismo que, bajo ningún concepto, puede pasar del minuto y medio de duración toda vez que el participante ha aceptado ser recipiente del espíritu de turno, y cuyo eje es una misteriosa mano, aparentemente embalsamada, y de dudosa procedencia; se ha hecho viral con una rapidez endiablada.
A partir de ahí Mia y Jade harán lo que sea, incluso integrarse en ese heterogéneo grupito que siempre le había dado la espalda a la primera, por participar en la experiencia. Abriendo una puerta que nunca debieron abrir.
Así abordan Danny & Michael Philippou en ´Háblame´ la peligrosa influencia de las drogas en las generaciones más jóvenes, representadas en especial por el personaje de Riley, el hermano pequeño de Jade. Una especie de fumador pasivo que acabará desarrollando el más dañino cáncer de pulmón fruto de la banalización de estas sesiones de ouija barra quedadas que están llevando a cabo sus teóricos modelos de conducta en ausencia de figuras paternas/maternas. Otro tema que habita de fondo.
De Clive Barker al J-Horror
Bajo ese esquema, que mezcla un poco las ya mencionadas cintas de espiritismo con el cine de maldiciones, se desarrolla ´Háblame´. Un modelo, el primero, que no nos queda muy lejos ya que no hace ni un mes lo veíamos en ´Insidious: La puerta roja´, de Patrick Wilson. Quinta entrega ya de la saga.
Aquí, en el film de los Philippou, el más allá también parece una dimensión tangible y transitable de ida y vuelta, bajo ciertas circunstancias. Un más allá que en un breve fogonazo se nos muestra casi como una sádica y enfebrecida pesadilla salida de los «Libros de sangre» de Clive Barker.
El segundo modelo, el de las películas de maldiciones que se te pegan a la chepa y no te sueltan hasta pasársela a otro o dejarte como un trapo viejo, también nos lleva a una obra no muy lejana. Hablo de ´Smile´ (Parker Finn, 2022). Un film que, al igual que este, también hubo de enfrentarse al hype desmedido y al consiguiente odio gratuito. Un mal que, os recuerdo, es problema vuestro y no de las películas. Aunque posiblemente, y dejando a un lado el J-Horror con sagas como ´Ju-on (La maldición)´ de Takashi Shimizu, por la edad de sus protagonistas sea más fácil equiparar ´Háblame´ con ´It follows´ (David Robert Mitchell, 2014).
Y es que, si en aquella la pérdida de la virginidad y las ETS, dos perdiciones de las generaciones más jóvenes, eran el gran demonio en la sombra, aquí, las drogas y la tiranía de las redes sociales, representadas por la brevedad de unas sesiones de espiritismo que casi aparentan videos de TikTok, se erigen como rivales.
Dos esquemas manidos pero que, bien llevados, aún dan alegrías
Dos esquemas muy manidos ya pero que, bien llevados, siempre son garantía de éxito. Y aquí Danny & Michael Philippou demuestran la suficiente inteligencia y pericia como para poner cada pieza en su sitio haciendo que todo encaje. Dotando además al conjunto de un ritmo y una cadencia visual, pienso por ejemplo en las primeras sesiones de espiritismo que se montan los muchachos, con un montaje y una musicalidad totalmente de videoclip que acaban resultando tan o más magnéticas que los también efectivos momentos de puro terror.
Una parte del film, la del terror más visceral y sin concesiones, dosificada pero eficaz y en la que ´Háblame´ también hereda tropos que recuerdan a ´Hereditary´ (Ari Aster, 2018).
Todo ello para acabar armando la campaña contra la drogadicción más ambiciosa desde el spot aquel en el que un gusano enorme se le metía a un pavo por la nariz.
Ya sabéis niños: decid no a las drogas.
Nuestra valoración: