Una de las cosas más llamativas de ‘Fast & Furious: 8’ (F. Gary Gray, 2017), última entrega a día de hoy de la saga de Dominic Toretto, fue la dupla compuesta por Luke Hobbs y Deckard Shaw. Una especie de yin y yang siempre a la gresca que se convirtió en una auténtica sorpresa, reforzado por el enorme carisma de Dwayne Johnson y Jason Statham respectivamente. De aquellos barros estos lodos, supongo. Aquel tsunami ha desembocado en ‘Fast & Furious: Hobbs & Shaw’, primer spin-off de la motorizada franquicia de Universal. El cual sirve además para darle un merecido descanso de casi tres años a la vertiente principal de la misma, que volverá en 2020 y 2021 con las dos entregas finales que cerraran más de dos décadas de tunning, gasolina y rueda quemada.
Sin trampa ni cartón
‘Fast & Furious: Hobbs & Shaw’ es exactamente lo que aparenta, sin trampa ni cartón. Un inmenso vacío argumental colocado sabiamente para dejar hueco a los dos elementos principales de la cinta: la hipérbole visual megavitaminada y la cómica relación entre sus dos protagonistas. Dando como resultante una placentera buddy movie a golpe de highlight, carisma actoral y camaradería.
Un mega villano aspira a conseguir un virus letal, el cual pretende liberar para marcarse un Thanos. Hay que ver lo que ha calado el titán loco de Marvel. Pero en esas, y como último recurso, una agente del MI6 decide inyectarse el virus para evitar que caiga en las garras de este señor. Da la casualidad que esta señorita es hermana de Deckard Shaw, el cual es reclutado junto con su partenaire Luke Hobbs para solucionar el percal.
Así comienza ‘Fast & Furious: Hobbs & Shaw’, un festival de: inverosímil destrucción, coñas entre sus dos protagonistas, alocadas persecuciones por diferentes lugares del mundo y más inverosímil destrucción. Todo ello autoconscientemente y sin ningún tipo de cerebro, por supuesto; lo que hará las delicias del entregado a la causa.
Hobbs y Shaw, Johnson y Statham
A la hora de la verdad la única arma que tiene ‘Fast & Furious: Hobbs & Shaw’ para combatir contra las mejores cintas de acción recientes es su pareja protagonista: Hobbs y Shaw, Johnson y Statham. El carisma y la fuerza de los dos actioners es el virus que usa David Leitch para equipararse a las últimas entregas de ‘Misión: imposible’, a las ‘Kingsman’ de Matthew Vaughn, a las ‘John Wick‘ de Chad Stahelski, o a las ‘007’ de Daniel Craig. Porque, evidentemente, la espectacularidad va incluida ya de serie.
Puede parecer una endeble lanza fiarlo todo, únicamente, a la personalidad de su pareja protagonista, pero al final no termina resultando un mal arma. En inteligencia obviamente ‘Fast & Furious: Hobbs & Shaw’ no puede equipararse a ninguna de las anteriormente citadas, e incluso a alguna que me haya olvidado. Pero es que creo que la finalidad de este spin-off no es competir en inteligencia, es sencillamente entregar un pasatiempo sin más pretensión que exprimir esa inesperada y gratificante dupla compuesta por Hobbs y Shaw, Johnson y Statham.
La campaña promocional
La campaña promocional acaba revelándose como el peor enemigo del film. Indudablemente el tráiler, o cualquiera de los miles de teasers, spots, clips y similares, le hace flaco favor a ‘Fast & Furious: Hobbs & Shaw’. Todo lo gordo de la película es destripado sin miramientos en ellos, dejando al producto en pañales a la hora de la verdad. A pesar de ello he de admitir que hay un par de agradecidas sorpresas en este spin-off. Me alegra comprobar que supieron guardarse algo.
Llegados a este punto no puedo callarme un grito de alerta. ¡Los tráilers son el peor enemigo del cine! ¡Acabemos con ellos!
Confirmo que…
Confirmo que Vanessa Kirby me encanta, y mucho. Confirmo que Eiza González sale demasiado poco.
Confirmo que Ryan Reynolds ya nunca se quitará el traje de Deadpool. Confirmo que ‘Fast & Furious: Hobbs & Shaw’ tiene mucho más de ‘Fast & Furious’ que el título, Toretto estaría orgulloso de que la familia sea una vez más el timón del film. Confirmo que los actores se lo han pasado muy bien haciéndola, y lo transmiten al espectador sin problemas. Confirmo que Chris Morgan cobra poco. Confirmo que resulta muy sospechoso el no cameo de Vin Diesel. Confirmo que me tragaría una secuela con gusto, siempre y cuando sea tan absurdamente deliciosa como esta.