La nueva película de Lorene Scafaria, ‘Estafadoras de Wall Street’, cuenta cómo un grupo de strippers logró estafar durante meses a altos ejecutivos. Juega la baza del glamour, encarnado en sus dos principales protagonistas, Jennifer López y Constance Wu, dando vida a sendas bailarinas de un elitista club nocturno. Frecuentado por grandes directivos del mundo de las finanzas, exhibiendo sus voluptuosas curvas, van a obtener pingües beneficios.
Scafaria pone a sus estrellas a danzar explotando sus atributos sin complejo alguno. Tetas, culos, y toda suerte de movimientos sensuales acaparan gran parte del metraje. No parece causal la elección de la pareja principal, de origen latino y asiático, para poner la parte exótica al entramado.
Época de abundancia que acaba por la crisis financiera
Estas artistas del destape vivirán una época dorada, en un retrato caricaturesco de cómo ciertos hombres potentados tratan a las mujeres como carnaza. Trasladan su falta de escrúpulos para los negocios al ámbito del ocio. Atisbo una ácida crítica hacia un despilfarro obsceno. La caída de Lehman Brothers en septiembre de 2008, también acabó con los días de vino y rosas.
Es ahí dónde estas mujeres, tomando una máxima del neoliberalismo, deciden reciclarse. Adaptarse o morir. El intríngulis radica en deslizarse hacia el timo. Drogar a los clientes para dejar sus tarjetas de crédito secas. ‘Estafadoras de Wall Street’ lava la imagen de este proceder mediante aquello de quién roba a un ladrón…
La puesta en escena de la película llega a irritarme. Me resulta imposible abstraerme de un griterío constante, al tiempo que termino empachado de tanta carne al aire. Si lo que buscaba la autora era una provocación, una hipérbole para subirse al carro de la denuncia del machismo imperante o una reivindicación hacia la independencia femenina, en mi caso, sus formas y maneras terminan por sacarme de la película.
‘Estafadoras de Wall Street’ no deja indiferente
Netamente dirigida al mercado y público americano, tengo pocas dudas de su buen recorrido comercial. Jugando con el exceso, la polémica está servida. Y probablemente sea este el mejor reclamo para una cinta con sus pretensiones. No cabe duda tampoco de la estratosférica presencia de Jennifer López, sobre la que se asienta la propuesta.
La veo, y lo mejor que puedo decir es que la olvidaré pronto.
Su estreno, el próximo 5 de Diciembre