En ‘El ritmo de la venganza’, la montadora norteamericana reciclada en directora Reed Morano, continúa explorando el que se ha convertido en su tema fetiche. Los desvíos intrínsecos que es capaz de tomar el ser humano a la hora de afrontar, y hasta superar, la pérdida de un ser querido. Solo que esta vez lo hace disfrazando ese drama bajo capas y capas de estereotipado actioner y paupérrimo thriller. Un nada evocador traje que acaba siendo lucido con dignidad por una Blake Lively con percha a la que cualquier trapito le sienta bien.
Saliendo del abismo
Stephanie, tras perder a toda su familia en un accidente de avión, se autoflagela refugiándose en un microcosmos de drogas y prostitución. Un buen día aparece ante su puerta Keith, un periodista. Este le revela que, el ya citado accidente, fue en realidad un acto terrorista premeditado. Ahora Stephanie tiene en su poder el nombre, Reza, y la ubicación, Londres, del tipo que fabricó el artefacto explosivo. Ya solo queda dar el último paso y culminar la venganza. Pero Stephanie no está preparada para darlo, no es una asesina. En el último momento no encuentra el valor suficiente para apretar el gatillo, error que deriva en el asesinato de Keith. Ahora a Stephanie no le queda otra que viajar a Escocia para reunirse con B, un ex miembro del MI6 que actuaba como informante en la sombra de Keith. ¿Será este misterioso personaje el que enderece el camino de Stephanie hacia la venganza?…
Así desarrolla Reed Morano ‘El ritmo de la venganza’. Un acartonado y nada evocador thriller dramático de acción, con ecos a lo Jason Bourne; aunque su productora, Barbara Broccoli, sea más de 007; destinado a ser emitido en televisión día sí y día también. La cinta, por cierto, está basada en una novela homónima de Mark Burnell, el cual firma también el guion.
Miguitas de pan
Resulta chocante comprobar como ‘El ritmo de la venganza’, tercer largometraje de Reed Morano, ya dormitaba en estado de letargo en una escena de ‘Dentro del dolor’ (2015), ópera prima de la realizadora.
En una escena de aquel film, bastante superior a este, por cierto, un cariacontecido Luke Wilson intentando superar la pérdida de su hijo, le pasaba la dirección del tipo que había atropellado a la hija de un incrédulo John Leguizamo, compañero de terapia. No revelaré qué veredas tomaba aquello, recuperen la película y descúbranlo ustedes mismos. Lo que si diré es que aquella escena se convierte en inesperado guía espiritual de ‘El ritmo de la venganza’.
Reed Morano dejando en una obra pequeñas miguitas de pan que indican el camino que seguirá en el futuro. Una práctica nada extraña, dicho quede. Drew Godard ya dejó migas de pan en ‘La cabaña en el bosque’ (2012) que nos llevaban directos a ‘Malos tiempos en El Royale’ (2018), su siguiente film. Y como este caso hay miles. El mexicano Guillermo del Toro también lo hace mucho, por ejemplo. Aunque este más en el aspecto creativo, no tanto en el argumental.
Blake Lively al rescate
El mayor lastre de ‘El ritmo de la venganza’, como ya he comentado antes, es lo nada inspirado que se muestra el producto en su vertiente thriller de acción. No poco lastre, la verdad. Ya desde el tráiler transmite pereza, y la película multiplica esas sensaciones.
A la poca personalidad de Reed Morano como cineasta, defecto ya presente en sus anteriores cintas, hay que sumarle una trama sin recodos, cambios de rasante o curvas pronunciadas. ‘El ritmo de la venganza’ es una soporífera y aburrida autopista de destino consabido ya desde el inicio del trayecto. Si a ello le sumamos unas rutinarias set pieces de acción, lo que hablábamos antes de la poca personalidad de su directora, pues rematamos la faena.
Al final la única que salva los muebles es una sólida Blake Lively encerrada en un producto que no está a su altura. A esta seguramente le beneficia mucho lo bien que desarrolla el drama de su personaje, y al personaje en sí, Reed Morano. Parte en la que sí se muestra interesada la cineasta.
Seré masoquista, qué sé yo, pero me tragaría una secuela si Blake Lively retoma a Stephanie. Una Blake Lively que hasta llegó a lesionarse gravemente en la muñeca rodando la escena de la pelea con el personaje de Jude Law. Percance que detuvo el rodaje de ‘El ritmo de la venganza’ durante varios meses.