El día que vendrá

Crítica de ‘El día que vendrá’ (2019) Romance con el enemigo

Hamburgo, finales de 1945. Ciudad en ruinas tras una serie de bombardeos durante la II Guerra Mundial. Los aliados la llamaron Operación Gomorra, sin duda toda una declaración de intenciones. La ocupación de esta urbe corrió a cargo del ejército británico, y es en este contexto en el que la película desarrolla un triángulo amoroso. ‘El día que vendrá‘ podría haber sido muchas cosas. De todas ellas, James Kent elige la más insulsa y banal.

El día que vendrá

Insólito triángulo amoroso

Un oficial británico, (Jason Clarke) formando parte del contingente de ocupación de la ciudad, toma como residencia junto a su esposa (Keira Knightley), la mansión de un acomodado arquitecto alemán (Alexander Skarsgård), viudo y con una hija adolescente. El matrimonio va a encontrar motivo de disputa en lo magnánimo del militar, frente a las actitudes menos generosas de su esposa. El primero muestra cierta comprensión y empatía hacia los perdedores de la contienda. Permite incluso a los antiguos propietarios seguir viviendo junto a ellos.

Fotograma de el dia que vendra

Keira Knightley dota a su personaje de ingenua candidez, escondiendo unas actitudes frívolas, de cierto regusto por una marcada sensualidad, en constante coqueteo. Y es un papel recurrente en su filmografía. Haciendo de la necesidad virtud, esta mujer dolida, desatendida y abandonada por las obligaciones castrenses de su pareja, se va a despojar de los prejuicios de antaño para echarse en manos del germano. Así, tal cuál, sin mayores intríngulis o prolegómenos. No me creo nada de lo que veo. Atisbo un romance de cartón piedra.

La historia daba para mucho más

Conforme se nos cuenta, tengo la impresión que este devaneo podría haberse ubicado en cualquier otro contexto. La situación de los civiles en un escenario de reconstrucción caótico, la débil insurgencia frente al invasor y el escrutinio sobre el compromiso nazi de los vencidos, son aspectos que aparecen en la cinta sin ninguna profundidad. Se pierden las potencialidades que brinda el escenario, con el innegable interés histórico que atesora.

Lo de menos es el desenlace  o la sangre de horchata que parece correr por las venas del británico. A estas alturas, el final lo ves venir a muchas leguas de distancia.

Tráiler de ‘El día que vendrá’

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