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Crítica de ‘El candidato’ (2018). Un lío de faldas

La gran fiesta de la política americana llega con la elección de su presidente en un largo deambular que comienza con unas primarias, donde el escrutinio de los candidatos forma parte de una cultura muy asentada en la primera potencia occidental. La prensa norteamericana ha sido escrutada minuciosamente en multitud de películas, poniendo de relieve valores, compromisos, también defectos y contradicciones, pero ante cualquier otra consideración es ejemplo de libertad. Aquí la crítica de ‘El Candidato’

Vida privada al desnudo

Jason Reitman narra la caída de un político, Gary Hart, convertido en revulsivo del viejo partido demócrata, tras el largo ostracismo padecido durante la era Reagan. Joven, rompedor, bien parecido y con fluidez frente a las cámaras, le precede una fama de mujeriego que será su talón de aquiles, y lo que finalmente provocará su derrumbe.

La infidelidad hacia la esposa es un pecado capital para quien pretenda desempeñarse en la cosa pública de aquel país. Si por añadidura se añaden desmentidos y medias verdades, la suerte del aspirante está  hechada.

La puesta en escena refleja las complejidades del sistema. Con sus esmerados asesores intentando controlar unos daños que van adquiriendo el carácter de irreversibles, mientras la candidez del candidato no parece asumir aquello de la ausencia de privacidad en los personajes públicos.

Los hechos se nos muestran con fluidez, no me desentiendo a lo largo del metraje de lo que me están contando, pero visto en su totalidad, me quedo a medias. Ni frío ni calor, es posible que la olvide pronto.

 

 

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