Tras triunfar en el reciente Festival de Málaga, acaparando, entre otros galardones, la Biznaga de Oro, ‘Cinco lobitos’ llega a nuestras salas. Esta ópera prima de Alauda Ruiz de Azúa también pasó por ese Festival de Berlín que dominaron Carla Simón y su ‘Alcarràs’, para mayor orgullo patrio. Dos excelentes dramas con filia por el naturalismo, y con más de un tema de fondo en común, que coinciden estos días en nuestras algo saturadas carteleras.
Habrá que ver ahora si ambos trabajos tienen el carbón suficiente en los hornos como para que sus respectivas locomotoras lleguen con fuerza a la próxima temporada de premios. Cosa que en este momento parece muy factible, pero que sería todo un logro. Prácticamente un año aguantando la respiración, como quien dice, es mucho tiempo. Aunque toda vez que la más reciente ganadora del Oscar a mejor película, ‘CODA, los sonidos del silencio’ (Siân Heder, 2021), abrió ese melón, ya cualquier cosa puede pasar en nuestras, cada vez más largas y extenuantes, temporadas de premios.
Vicisitudes de una madre sin manual de instrucciones
Amaia acaba de dar a luz a su primogénita. A sus treinta y cinco años se enfrenta a uno de los más gratificantes, a la par que sacrificados momentos en la vida de toda mujer. Casi a la par que descubre eso, comprueba que no existe un manual de instrucciones que la ayude en la tarea de ser madre. Para colmo Javi, su pareja, pasa más tiempo fuera de casa que dentro por culpa del trabajo; lo que pone aún más al borde del abismo a Amaia.
Con esa negra tormenta nublando su buen juicio la muchacha decide volver al hogar familiar, en una pequeña localidad de la costa vasca. Allí, con la ayuda y el apoyo de Begoña y Koldo, sus padres, afrontará el segundo intento en su misión vital por ser la progenitora ideal. Al tiempo que ahonda en vicisitudes tales como la firmeza de la relación que han solidificado sus padres, en su papel como hija, o en si tiene verdadera fe en que Javi pueda llegar a ser el padre y la pareja que realmente necesitan tanto ella como su recién nacida.
Bajo ese pistoletazo de salida arranca y se desarrolla ‘Cinco lobitos’. Un film que, además de la ya citada Biznaga de Oro, rascó en Málaga: el premio de la crítica, el de mejor guion, y el de mejor actriz, a compartir entre Laia Costa y Susi Sánchez. El lado femenino de un magistral reparto que completan Ramón Barea y Mikel Bustamante.
Un inocente estribillo a modo de letanía algo monocorde
Tras foguearse en el mundo del cortometraje Alauda Ruiz de Azúa debuta en el largo con ‘Cinco lobitos’. Un estupendo primer zarpazo que mete de lleno a la cineasta en ese grupo de nuevas voces femeninas que están lavándole la cara al panorama cinematográfico actual. Tanto al nacional como al internacional.
En beneficio de Alauda, y centrándonos ahora en lo que a nosotros nos toca, sí he de reconocer que sus ‘Cinco lobitos’ se salen bastante de esa escaleta que se había establecido como tónica dominante para nuestras debutantes. Y es que observar la vida desde los inocentes ojos de la infancia o la juventud, ese pegadizo estribillo que ha presidido trabajos como ‘Verano 1993’ (Carla Simón, 2017), ‘Las niñas’ (Pilar Palomero, 2020), ‘Libertad’ (Clara Roquet, 2021), o incluso la ya citada ´Alcarràs´, a pesar de no ser ópera prima, empezaba a ser ya una letanía algo monocorde.
Por fortuna Alauda Ruiz de Azúa se sale del esquema para unirse a otra corriente. Un poco lo que ya hiciera Ainhoa Rodríguez en la muy interesante ‘Destello bravío’ (2021).
Alauda Ruiz de Azúa: gran maestra de ceremonias
Pocos son realmente los peros que se le pueden poner a ‘Cinco lobitos’, al igual que muchas son las virtudes que se podrían subrayar. Una cinta en la que el peso de la familia, el difícil equilibrio entre los binomios madre/hija y padre/marido, el no menos complejo funambulismo de conciliar vida familiar y laboral, o el poderoso influjo de la tierra juegan un papel fundamental.
Podría destacar, y destacaré de hecho, lo bien que transmite la cámara de Ruiz de Azúa lo que quiere transmitir en cada momento. Por ejemplo, el caos y la desesperación que vive el personaje de Laia Costa al inicio del film me ha llegado cual balazo. La maternidad le sobrepasa, y tú, como espectador, llegas a estar tan agobiado y desesperado como ella.
Luego, a nivel guion y dirección de actores, la realizadora complementa de lujo ese buen pulso tras la cámara. Tanto el texto como las interpretaciones transmiten verdad, reflejando inseguridad, felicidad, o esos tan bruscos como comprensibles cambios de humor que ensalzan a los personajes. Porque esa es otra, a pesar de ser ‘Cinco lobitos’ un drama, tiene ciertas píldoras de humor cínico que destensan de maravillas, reafirmando además la naturalidad del conjunto.
A ver, es cierto que determinadas veredas argumentales que, según avanza la historia, se presuponen inevitables, al final efectivamente acaban confirmándose como inevitables. Pero ello no debe condenar el buen trabajo de una gran maestra de ceremonias que ha llegado para quedarse.
Nuestra valoración: