Tras un lustro bajo la plácida tutela de Kevin Feige y su Marvel Studios, Anthony & Joe Russo se lanzan a la aventura ya sin ruedines. Y a la postre, y parafraseando el archiconocido chiste, sin dientes. Y lo hacen con ‘Cherry’, un fallido y presuntuoso thriller dramático, escudado en la argucia de divagar sobre el estrés postraumático tras la guerra, que no hay por donde agarrarlo. Un trabajo que desde el pasado 12 de marzo pulula impunemente por el catálogo de Apple TV+. Película, por cierto, basada en la novela homónima de Nico Walker.
Y me permitiré una pequeña chanza para cerrar esta introducción. Si hace unas semanas era Mary Jane la que se ponía pretenciosa y, porque no decirlo, cargante; ahora le toca el turno al mismísimo Peter Parker. Porque sí. Tanto monta, monta tanto, Zendaya como Tom Holland. La primera lució supuesta versatilidad actoral en ‘Malcolm & Marie’ (Sam Levinson, 2021) y el segundo lo hace ahora en ‘Cherry’. Serán ustedes mismos quienes hayan de dilucidar si los respectivos cambios de registro merecen la tarjeta quedas libre de la cárcel. Yo, por la parte que me toca, se la niego.
‘Cherry’: el anodino biopic de un aún más anodino joven
Un joven sale raudo e iracundo de su vivienda unifamiliar de clase media norteamericana. Su aparente destino es un banco, y su claro objetivo: robarlo. Pero aparquemos por un momento en doble fila esa interesantísima y novedosa línea argumental para retroceder a los orígenes de nuestro protagonista.
Nos situamos a principios del siglo XXI. Cherry, que es como conoceremos a partir de ahora a nuestro intrépido cabeza de cartel, es un anodino adolescente. Lleva la típica vida de un muchacho de su edad: estudia, tiene un curro de mierda, va a fiestas y se enamora. Pero Emily, la afortunada destinataria de su amor, decide ponerle un punto y aparte a la relación cuando opta por marcharse a Canadá para completar sus estudios. Ahí Cherry, decepcionado y roto por dentro, como dirían los M-Clan, decide contraatacar alistándose en el ejercito.
Un par de años más tarde, y algunos bélicos daños colaterales después, Cherry vuelve al hogar junto a Emily, aquejado de un principio de estrés postraumático. Las pastillas le ayudan a sobrellevar el problema al principio, pero pronto son sustituidas por la heroína.
Nuestra pareja predilecta penetra entonces en el oscuro mundo de la drogadicción, pero el dinero pronto empieza a esfumarse. ¿Cuál es la única solución a la falta de liquidez?… ¡Efectivamente! Convertirse en unos Bonnie & Clyde del siglo XXI. Y es así, con una magistral elipsis del todo apoteósica, como retomamos la línea argumental con la que empezaba a narrarles la sinopsis de ‘Cherry’.
Una de árboles, balcones y circunloquios
«Tengo 23 años y… sigo sin entender qué hace la gente. Es como si lo hubiesen construido todo sobre la nada, y no hubiese nada que lo mantuviese unido. Yo crecí en este barrio. Los apartamentos están bien, algunos de ellos tienen balcones. Y los árboles son bonitos. Tampoco los entiendo, pero me gustan. No sé, creo que me gustan todos. Tendría que ser un árbol horrible para que no me gustaran.»
Saber a qué diantres aferrarse en un film que empieza con semejante speech del protagonista, sería digno de mención. No sé si la novela de Nico Walker en que se basa ‘Cherry’ vivirá de latosos circunloquios de similar calibre. Con suerte para sus fans, puede que hasta dicho párrafo sea una transcripción literal de la misma. No lo sé. Pero sea como fuere, Anthony & Joe Russo ponen ya desde el principio el listón en un nivel tan inaguantable para el espectador, al tiempo que tan insostenible para ellos durante las más de dos horas de metraje que están a punto de desatarse, que lo justo es archivar el caso en el minuto cinco.
El farol de los hermanos Russo
Por todo lo anterior, y más que está por llegar, ‘Cherry’ acaba resultando un intolerable cóctel molotov de ínfulas. Como ya ha quedado claro el guion, obra a cuatro manos entre Angela Russo-Otstot & Jessica Goldberg, es una elegía a la pretenciosidad más vacía. Pero es que, para compensar, la realización de los hermanos Russo viaja en la misma dirección. Para compensar, imagino.
Por no hablar de cuando, además de intensos, se ponen pretendidamente macarras. Si Tom Holland con su personaje pretende demostrar que es versátil, ya ni os imagináis la versatilidad que quieren demostrar el tándem de cineastas. Son mucho más que el arco iris de algodón que es Marvel, y ‘Cherry’ es la escalera de color con la que pretenden demostrarlo. Por desgracia el intento les ha resultado más un horrible e impostado farol que otra cosa.
Un Tom Holland que, por cierto, lleva las dos horas y cuarto de metraje del film sobre sus hombros. Le salga mejor o peor.
¿Cuál es el target de ‘Cherry’?…
Otro gran inconveniente de ‘Cherry’ es discernir cuál es su target. Otro lastre que la emparenta con la ya citada ‘Malcolm & Marie’.
Por muchos humos que tenga la obra, por dentro está absolutamente vacía. Por lo que, y vista además su trama, cabe pensar que esta propuesta de Anthony & Joe Russo es más un pasatiempo. Un trabajo de esos llamados de evasión que tan bien se les dio a los realizadores en su etapa Marvel. Pero es entonces cuando caemos en la cuenta de que tampoco puede ser eso, un film con ese cometido no puede ser tan vanidoso.
Y así podríamos estar horas, dando vueltas a ese asunto y divagando sin llegar a buen puerto. Un bucle infinito a modo de Triángulo de las Bermudas que remata aún más a este barco.
Nuestra valoración